Por: Pedro García / Editorial
La ortodoxia (continuidad del régimen, principalmente en lo económico) ya está afianzada en México.
Como discurso de campaña no “pega” en el ánimo de los electores, a menos que el aspirante lo traduzca con un lenguaje sencillo, entendible para las masas de electores, en qué resultados se ha traducido, por ejemplo, en las mesas de las familias, el salario de los trabajadores, cobertura de salud, etcétera.
Si un candidato llega a los actos de campaña aludiendo a la estabilidad, va a dejar al público con interrogantes y la gente se irá preguntándose ¿con qué se come eso?
La campaña hay que desplegarla con ofertas directas de las políticas de gobierno que se propone realizar, con pesos y centavos, apoyos con subsidios económicos, si en las clínicas habrá medicinas y médicos, escuelas, útiles escolares…
Hay ofertas de campaña a las que se les califica de populistas, sin embargo, esa forma de captar la atención, y probables simpatías con votos, de los posibles electores, puede resultar exitosa.
Un buen candidato, también, es aquel que tiene magnetismo (naturalidad personal), es decir, que despierta simpatías, que proyecta sencillez de trato e inspira confianza.
Está por verse quién de los aspirantes cuenta con esas y otras cualidades que los expertos en imagen consideran como básicas para ganar votos, de cara a la elección presidencial del 2018.
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López Obrador quien en su tercera ruta hacia la Presidencial dejó en el camino a algunos aliados del pasado, hizo bien en ponerse de acuerdo con una tercera fuerza partidista como es el Partido Encuentro Social (PES).
Era absolutamente aconsejable concertar a un tercer aliado toda vez que la elección del 2018 se prevé reñida en el número de votos, sin contar la práctica del fraude.
El PRI se alió con el Verde y Nueva Alianza, siglas que le agregarán al candidato Meade porciones de votos valiosas y decisivas, en caso de un resultado de escasa diferencia.
El PAN, PRD y Movimiento Ciudadano también consiguieron aliarse, tras despejar toda posibilidad de desacuerdo.
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La tenacidad que lo ha caracterizado, llevó a El Bronco a posicionarse en la antesala de formalizar su candidatura, rebasando claramente a la ex panista Margarita Zavala quien está en vías de lo mismo, lo cual falta por comprobarse.
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Miguel Treviño presentó ante la autoridad electoral su Carta de Intención para contender por la alcaldía de San Pedro como aspirante Independiente.
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Hay otros ciudadanos que están a punto de ser lanzados para el mismo cargo sampetrino, por ejemplo Claudio Suárez “5X”, aunque postulados por partidos políticos.
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En la Ciudad de México hay articulistas que siguen con la idea del virtuosismo doctrinario (ya inexistente) del PAN, en su afán de enderezar críticas a la polémica candidatura de Ricardo Anaya como aspirante presidencial del ambiguo Frente.
Tales opinadores ignoran las prácticas caciquiles que caracterizan al partido albiceleste en estados como Nuevo León donde, desde hace muchos años, un pequeño grupo se ha adueñado de las siglas, con el poder absoluto para quitar o poner candidatos, dicho esto por la militancia panista al argumentar que las postulaciones en el PAN están regidas por “derechos de sangre”, es decir, por parentelas.