Editorial |
Once Varas | Por: Obed Campos
En qué se parece el gobierno de Nuevo León y la Selección Nacional de Futbol, alias El TRI, ah en que a los ciudadanos ambas organizaciones nos cuestan un billetón aunque estén llenas de mediocres. En resumen, nuestro gobierno estatal no da una, como el TRI en el reciente Mundial de Catar y a las pruebas me remito.
O dígame la verdad si a usted le gusta el futbol y es aficionado, no como yo, que nuestra costosa selección haya quedado en el lugar 22 de 32 selecciones nacionales no es una pena de clase galáctica. Eso debería de dar vergüenza en un país tan pero tan pambolero como el nuestro.
El hombre se llama Gerardo Daniel Martino Capiglioni, y no está tan claro por qué, al natural de Rosario, Argentina, le llaman “El Tata”. Lo único que queda claro es que, al fracasar nuestra Selección y presuntamente fracasar su director técnico, este se llevó, cuesta abajo en su rodada, diría el tango, sus chequeras rebosantes en dólares, aunque “valientemente” renunció a su cargo como timonel de nuestro equipo nacional de balompié.
Pero ahí no termina la ignominia: La vergüenza en este mundial catarí se suma a nuestra no clasificación a Juegos Olímpicos en ambas ramas ni al Mundial Femenino, pero no hay autoridad mexicana que tenga la pena suficiente ni los talantes para decir mea culpa y renunciar por esas tétricas razones.
Igualito que lo que pasa con nuestro gobierno del “Nuevo” Nuevo León, que se empeña en utilizar las cortinas de humo de color fosfo-fosfo para que los ciudadanos no nos fijemos en la contaminación del aire que respiramos, en la anarquía que aprovechan las empresas para evadir impuestos y normas ambientales, como las pedreras, y en la rampante inseguridad, solo por nombrar algunos demonios de este infiernillo anárquico, que aderezan y adornan bandas armadas hasta los dientes que usan el estado como su patio de juegos.
Oiga, pero ¿dije PEMEX, acaso? Ya se nos olvidó que la principal fuente de contaminación de nuestros aires en el área metropolitana de Monterrey viene de la Refinería “Ingeniero Héctor R. Lara Sosa”, alias, Refinería de Cadereyta.
Porque tambien hablando de “El Tata” Martino, ante el caos provocado por la parálisis en el sistema de transporte público, dicen en las redes que el Metro de Nuevo León se parece tanto al “Tata” porque está lleno de fallas y nos cuesta muchísimo.
El adagio de nuestras derrotas deportivas (y políticas) más antes, cuando yo era joven rezaba: “jugamos como nunca, perdimos como siempre” pero ahora cambió un poco y ya desencantada la afición dice: “jugamos como siempre y perdimos… como siempre”.
¿Para qué aferrarnos a falsas esperanzas?
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