Editorial |
Once Varas | Por: Obed Campos
Y el que trepe a lo más alto
Pondrá a salvo su cabeza
Aunque se hunda en el asfalto
La belleza
Carlos Rivera y Luis Eduardo Aute
En mayo pasado nos invitaron a la celebración del 50 aniversario de casados de un matrimonio amigo. La fiesta fue precisamente en un salón del Sheraton Ambassador, el otrora gran hotel del centro del que ahora aparentemente queda nada más lo legendario y vive en la decadencia.
Ese día ya se notaban las fallas en la salubridad del hotel, porque, para comenzar, los baños de la Central de Autobuses lucen más limpios y el aire acondicionado de la misma central funcionaba mejor.
Insisto en la palabra decadencia porque es la mejor descripción de lo que fue uno de los mejores hoteles, me atrevo a decir, de clase mundial en Monterrey y México, quedó, desastrosamente de manifiesto luego de que el 30 de noviembre se diera a conocer que de los 250 invitados a una boda en el Sheraton Ambassador, al menos 200 y los novios, terminaron intoxicados.
Del recuento de los daños se habla de un centenar de invitados que acabaron en el hospital y algunos de ellos tuvieron que ser internados.
Han pasado tres semanas del desastroso evento y aunque ya el hotel luce los sellos de clausura, la actuación de la autoridad da mucho qué desear: no queda clara la causa de la intoxicación masiva, y peor se la cuento:
La guapa Alma Rosa Marroquín, secretaria de Salud estatal, que según Paco Tijerina es “The Fashion Secretary”, “porque nadie como ella para vestir a la última moda y con ropa de marca” simplemente se lavó las manos y según El Norte, alegó que la investigación del caso la está llevando la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios, COFEPRIS.
Y sabe qué, yo no le creo a la secretaria, porque si algo le sobran a la dependencia que ella encabeza son inspectores, los cuales son usados como mastines para levantar multas y cargar las maletas del disimulo en el caso de la persecución de la violación a los reglamentos antitabaco.
¿O usted cree que la autoridad federal iba a llegar más pronto a atender un evento tan doméstico?
Según El Norte “un empleado confirmó que (El Hotel) se encontraba cerrado y que no había huéspedes, sólo algunos trabajadores… También se intentó reservar una habitación vía telefónica, pero se informó que el hotel está cerrado temporalmente y no tienen fecha de reapertura”.
Y que los sellos con el folio 0498, rezan: “Suspensión de trabajos o servicios de este establecimiento, como medida de seguridad sanitaria… por violación a las disposiciones sanitarias”.
La nota no dice qué autoridad impuso la clausura…
Y si la guapa secretaria no puede manejar ni un evento, que por grave que parezca, es minúsculo en comparación con la otra emergencia sanitaria, no queremos ver a Alma Rosa luchando contra una crisis de la mitad de la que acabamos de pasar con el Coronavirus.
Porque sabe qué, si así lo manejan, nos carga el payaso a todos.
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