Si a los santos, se les santifica
a las ratas… ¿se les ratifica?
Flor Campos
Editorial |
Once Varas | Por: Obed Campos
Esto lo leí por ahí en la Internet y dice: “(En México) si clonas un boleto del metro te dan 9 años de prisión… pero si clonas tu tesis, te dan un asiento en la Suprema Corte de Justicia de la Nación”.
Acá en Monterrey, en 1995, un infortunado ladrón, Ramiro Chávez Ruiz, recibió una condena de 7 años de cárcel por robarse un kilo de barbacoa. El caso fue muy sonado internacionalmente y si no fuera por el apoyo de la asociación Renace, probablemente Chávez Ruiz seguiría en prisión, como tantos y tantos inocentes o delincuentes menores. El fallido ladrón recobró su libertad tras pasar 3 años y 8 meses en cautiverio.
“No mentir, no robar y no traicionar al pueblo de México” es el mantra de Andrés Manuel López Obrador, desde poco antes de que tomara el poder. Y la verdad es que se oye muy bonito.
Pero si el hombre fuera tan apegado a sus palabras, no se verían casos como el de Yasmín Esquivel Mossa, la espuria ministra de la Suprema Corte, quien está acusada de plagiar su tesis para alcanzar la licenciatura en derecho. A la sazón, para que no se olvide, Yasmín es la mujer de José María Riobóo, el “Ingeniero Favorito” del señor presidente.
En cualquier país civilizado, la dama ya estaría destituida y sujeta a proceso, pero no, al contrario, el partido Morena, del cual López Obrador es accionista mayoritario, presentó una iniciativa en la Cámara de Diputados para proteger a plagiarios académicos como Esquivel Mossa.
El diputado Alejandro Robles, integrante de la fracción mayoritaria o sea la de Morena en la Cámara de Diputados, propuso reformar la Ley Reglamentaria del artículo 5º constitucional relativo al ejercicio de las profesiones en la Ciudad de México, con el fin de evitar que después de cinco años se pueda anular un título y cédula profesional… Haiga sido, como haiga sido… Es decir, con el fin de proteger a los plagiarios.
Como diría la canción, “por eso y muchas cosas más”, la supuesta convicción de López explícita en su mantra de “no mentir, no robar y no traicionar al pueblo de México”, parece que no pasa las pruebas de confianza, ni aun las más facilitas.
Y en tanto, quien robe por hambre o por necesidad, irá directo al patíbulo. Quien plagie, quien sabe, podrá alcanzar una curul, un escaño, una presidencia municipal al menos… O un puesto en cualquiera de las Cortes.
Lo cual me lleva a un viejo adagio que seguido recuerda mi hermana, la abogada Flor Campos cuando hablamos del surrealismo mexicano: “Si a los santos, se les santifica… a las ratas… ¿se les ratifica?”
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