El Portal de Monterrey
Editorial |
Once Varas | Por: Obed Campos
El inmortal Álvaro Carrillo plasmó una máxima en alguno de sus tantos poemas hechos canción “El Andariego”, Hay ausencias que triunfan, y créame que a toro pasado, por esta y por tantas semanas Semanas Santas sin la desaparecida Policía Federal de Caminos, esas ausencias no solamente triunfan, sino que pesan, pero por la incompetencia de los sustitutos… y sus ausencias.
De Monterrey a Ciudad Victoria tuvo usted suerte de toparse con una sola unidad de la División Caminos de la Guardia Nacional.
Por eso, en este lunes tan musical sin quererle hacer competencia al “Cancionero” del maestro Félix Cortés, ahora sí que pido un aplauso para la Guardia Nacional División Caminos, a ver si así despiertan del sueño y del marasmo y regresan a vigilar las abandonadas carreteras de Nuevo León.
Razones sobran:
¿Cuántos ciudadanos eran los canadienses atracados en el Periférico y que lo mínimo acabaron a pie, porque uno de ellos fue secuestrado y liberado en Saltillo?
Los mugrosos que cometieron ese asalto ni eran pocos ni viajaban en pocos automóviles, como para que nadie los viera.
Pero le tengo noticias, como ya le dije: La Carretera Nacional abandonada a su suerte, cuando en tiempos de la PFC y de la PFP siempre estaba abarrotada de vigilancia de todos los niveles.
Hoy en día las carreteras a la frontera lucen chulas de bonitas por solas y bueno, tuvo que salir al quite Fuerza Civil en una persecución en la autopista a Laredo que acabó en San Nicolás.
Amargamente me cuentan que a los policías de la Guardia Nacional en verdad no los dejan salir, porque no saben manejar las poderosas patrullas asignadas y ya ha habido muchos accidentes por su impericia.
¿Será?
INHUMANOS
Mal se vieron las autoridades de protección a la vida silvestre de Nuevo León y de Protección Civil así como de Bienestar Animal y Profepa: un hermoso ejemplar de zorro aparénteme atropellado estuvo tirado por más de 12 horas en plena calle sin que ninguna autoridad respondiera al pedido de auxilio.
Tuvo que tomar el toro por los cuernos un veterinario particular, quien pidió omitir sus datos por obvias razones.
Si no quieren atender su responsabilidad, ¡renuncien!
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