Editorial |
Once Varas | Por: Obed Campos
Se juzga a alguien por su obra, la causa por el resultado
San Mateo 7, 16
Muy temprano esta mañana de jueves que publiqué mi texto criticando la baja calidad en la obra pública de la administración municipal ¿que encabezó? Luis Donaldo Colosio Riojas como alcalde de Monterrey los casi tres años pasados, me llovieron reclamos.
Que con qué derecho criticaba yo al prócer, fue lo mínimo de los improperios y como no quise perder el tiempo contestándole a todos, todas y todes de cada uno, una y une de los que me quisieron amedrentar les contesto: con el derecho que me da la libertad de expresión que aun gozamos los mexicanos.
Pero sobre todo critico a Colosio, y lo he publicado desde que asumió como alcalde de Monterrey por la soberbia con la que quiso disimular su incompetencia. Por lo laxo al tomar sus decisiones y por el grave daño, ecológico, económico y social (además de otros rubros) en los que por (mala) fortuna ya abandona a los regios.
Monterrey pudo brillar bajo el timón de un Presidente Municipal con ese abolengo y ese currículo… Pero Colosio puso en mal hasta su alma mater, el de por si devaluado Tec de Monterrey.
Hablando del tema de la seguridad, la capital de Nuevo León es más peligrosa que hace tres años porque la policía no ha dado el kilo.
Las maletas rellenas rellenas de, eran cargadas por los empleados de Inspección y Vigilancia, los cuales disimulan muy bien a la hora de dejar trabajar los antros con nefastos resultados como las matazones que se dieron en la Zona Tec.
Los pavimentos ya no lo son: las calles son campos minados llenos de hoyos “importados” desde la luna.
¿Y las “cascadas” en Leones y Puerta de Hierro? ¿Qué me dice usted de esa calidad de obra, retrasada de por sí?
Hablando en plata limpia, no por sus gustos, que llenaron de color arcoíris en sus fiestas al Palacio de Cristal, pero con bacanales en el sótano del recinto para todos los gustos y en todos los tamaños. No. La crítica no es por sus preferencias sino por sus incompetencias.
Porque efectivamente el Palacio de Cristal es la casa de todos, pero le apuesto que las pachangas con pelucas, faldas y a lo loco, no se las lleva nadie a sus hogares.
Y en fin, Colosio ya se va, por fortuna, y podrá hacer de su curul un rehilete.
Las expresiones e imágenes vertidas en esta columna de opinión, son responsabilidad únicamente de su autor y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Portal de Monterrey