Editorial |
Once Varas | Por: Obed Campos
Olvide usted que la reforma propuesta (o impuesta) en la Tremenda Corte funcione o sirva de algo a la paz que tanto soñamos muchos ingenuos mexicanos –que todavía somos muchos–. Con nuestra actitud, de todos y todas de querer pasarnos la ley por el arco del triunfo vamos adoquinando el camino al infierno… Un camino nada cómodo, por cierto.
Tres son los eventos que me amargaron esta mañana de martes:
En el metro de la Ciudad de México una presunta “influencer”, que más bien es actriz porno, graba un video sexoso, en el que, con toda impunidad sostiene relaciones con dos sujetos de su misma calaña.
Como animales, los tres sujetos se dan vuelo y se toman todo el tiempo para filmar el documento, que, júrelo, les dejará buenas ganancias en la red oscura, sin pensar en las familias, y los menores que usan a diario ese sistema de transporte.
En San Pedro Garza García, un potentado baja de su Ferrari y, protegido por sus escoltas que, por supuesto se desplazaban en una camionetota, se pelea y agrede a otro automovilista, a quien no le queda de otra más que apechugar la agresión.
Anoche, en pleno centro de Monterrey me confirman que anoche al menos 15 ciudadanos fueron asaltados en tres sucursales de la cadena Oxxo, ubicadas en la calle de 15 de Mayo, a la altura de Juárez, Colegio Civil y Garibaldi.
Amigos que trabajan en la zona tienen mucho denunciando que el centro de la ciudad está muy desprotegido, y que lo han reportado a la Policía de Monterrey, que encabeza Alejandro Garza, pero han recibido burlas por respuesta.
Me cuentan que el centro se fue al diablo desde que llegó el príncipe sin corona Luis Donaldo I a las alcaldía, y que los cajeros de las tiendas de conveniencia y farmacias están conscientes del riesgo de sus chambas, y que no pueden tener en caja más de tres mil pesos, aunque el monto es lo de menos, el hecho es lo significativo del asunto…
La anarquía de estos tres casos pone en riesgo vidas humanas, es obvio, pero ¿a alguien le importa?
Las expresiones e imágenes vertidas en esta columna de opinión, son responsabilidad únicamente de su autor y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Portal de Monterrey