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Con una emotiva ceremonia religiosa, familiares y amigos cercanos se despidieron de Ángel Macías Barba, el eterno Pequeño Gigante de las Ligas Pequeñas.
“Don Ángel ahora irá al ‘encuentro perfecto’ con el Señor, luego de dejar un legado imborrable para el deporte mexicano, pero sobretodo con quienes convivió, demostrando que para ser grande se debe ser humilde”, dijo el sacerdote.
Macías, quien lanzó el único juego perfecto que hasta el momento se ha registrado en una final de la Serie Mundial de Williamsport, Pensilvania, fue fuente de inspiración no solo para el desarrollo de dos películas, sino para miles de peloteritos en el país.
En el béisbol profesional jugó en la Liga Mexicana y del Pacífico, además fue director de la Academia del Béisbol Profesional, pero sin duda sus mejores números los cosechó en amigos, quienes estuvieron hasta el último out al pendiente de su salud.
“Por Ángel fuimos conocidos a nivel mundial, por él crecieron las Ligas Pequeñas en nuestro país, le debemos mucho, su legado va más allá de un juego perfecto, fue un gran hombre, esposo, abuelo y amigo”, dijo Don José Maiz, ex compañero del equipo de ensueño de la Liga Industrial de Monterrey, campeón mundial en 1957.
En la ceremonia también estuvo presente el eterno niño campeón Rafael Estrello, directivos de las Ligas Pequeñas, Francisco Padilla, director de El Salón de la Fama del Béisbol Mexicano y el decano del periodismo regiomontano Felipe Guerra.
Por: Raymundo Guerra | El Portal de Monterrey | Despierta Monterrey