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Las innovaciones gráficas y de comunicación de cuatro alumnas de la Universidad de Monterrey fueron reconocidas con el premio de bronce en la A’ Design Award Competition en Como, Italia, por su proyecto Transformando alimentos en oportunidades, el cual propone soluciones sostenibles contra el desperdicio alimentario.
El galardón fue entregado el pasado 17 de julio en la ciudad italiana de Como, en una ceremonia que reunió a talentos del diseño de todo el mundo. Las alumnas ganadoras fueron Eugenia Martínez-Abrego Sáenz, María Andrade Padilla, Paulina González Gracia y Valeria Marín Guzmán.
El proyecto se desarrolló como Evaluación Final en el semestre de Otoño 2024 para obtener el título de la Licenciatura en Diseño Gráfico por la Universidad de Monterrey, bajo la asesoría académica del profesor Sergio Trujillo Pérez. El diseño se centró en estrategias accesibles para sensibilizar sobre el desperdicio de alimentos en los hogares.
Este mismo trabajo fue reconocido por el certamen internacional Latin American Award Designs, uno de los más importantes del continente sudamericano. La ceremonia de premiación se llevará a cabo el próximo 25 de septiembre en Fortaleza, Brasil.
El proyecto se enfocó en crear herramientas tangibles y digitales que comunicaran con claridad el impacto del desperdicio alimentario. Como pieza central, las alumnas diseñaron un recetario físico para mujeres entre 30 y 60 años, complementado por contenidos digitales en redes sociales.
De acuerdo con Eduardo Guízar Vukovich, el proyecto demostró que el diseño gráfico trasciende la estética comercial al generar impacto social. Reconoció que esta propuesta aborda la problemática desde una perspectiva inédita y efectiva en su ejecución editorial.
“El diseño gráfico está presente no solo en la industria, sino también en la responsabilidad social. Este recetario comunica a través de imágenes y texto una manera estética de recuperar alimentos”, señaló Guízar Vukovich.
El contenido del recetario se centró en frutas y verduras, organizando sus usos por estación y etapa de maduración, con consejos prácticos para almacenaje eficiente y preparación creativa en casa, fomentando la reutilización de ingredientes que normalmente se desechan.
Guízar explicó que este tipo de iniciativas permiten evidenciar el compromiso de los docentes en maximizar el potencial de sus estudiantes, y que este premio internacional refrendó la calidad académica de la UDEM en el diseño con enfoque humanista.
“Este proyecto es la tercera vez que gana por parte de nuestra institución, lo que refleja el nivel internacional de los alcances de nuestros alumnos y el trabajo colectivo que los respalda”, afirmó el académico.
La propuesta surgió ante la saturación de contenidos digitales que enfrentan muchas mujeres adultas, por lo que se optó por una experiencia física y funcional en la cocina, alineada con sus hábitos informativos y necesidades cotidianas.
Guízar subrayó que el carácter innovador del proyecto radicó en su sensibilidad al entorno, señalando que en Monterrey no existen estrategias basadas en diseño gráfico que enfrenten esta problemática desde la raíz.
“Hasta donde tenemos entendido, no se había prestado atención de manera tan puntual al desperdicio alimentario y al potencial comunicativo que este tema tiene en manos del diseño gráfico”, agregó.
La iniciativa también destacó que el aprendizaje por competencias, el enfoque humanista y la visión de servicio son pilares fundamentales en la formación de los estudiantes de Diseño Gráfico en la UDEM.
Guízar puntualizó que este tipo de reconocimientos evidencian cómo el diseño puede ser motor de cambio real en temas medioambientales, aportando no solo soluciones creativas, sino también conciencia colectiva.
Una trilogía para concientizar
El equipo estudiantil desarrolló una trilogía de recetarios que ofrecen soluciones prácticas y creativas para aprovechar al máximo cada ingrediente.
“Investigando, siempre pensamos que se desperdicia mucho en los restaurantes o en hoteles, y, sorprendentemente, donde más se desperdicia es en el hogar”, de acuerdo con Valeria Marín, una de las diseñadoras gráficas.
La investigación reveló que el 61% de los 931 millones de toneladas de desechos alimentarios en Latinoamérica provienen de los hogares, con México ocupando el segundo lugar per cápita en la región. Esta cifra contrasta drásticamente con los 55.7 millones de mexicanos en situación de pobreza y los 28.6 millones que sufren de inseguridad alimentaria.
“En México más de 30 millones de toneladas de alimentos al año son desperdiciadas, que es más de un 40 % de la producción total”, destacó Marín, citando datos de Naranja Central. “O sea, todos los alimentos que se producen en México se desperdician más del 40 %”.
El primer libro de la trilogía, De la Tierra, se enfoca en frutas y verduras, organizado por estaciones del año. Incluye consejos de almacenamiento y recetas para diferentes estados de maduración de los alimentos, buscando así optimizar su uso y reducir el desperdicio.
“De esa forma, buscamos aprovechar al máximo cada fruta en cada momento, y cada verdura en cada momento”, enfatizó la diseñadora. “También una parte como de concientizar de todo el desperdicio que se hace en el hogar”.
Los otros dos volúmenes, De la Granja y Del Campo, abordan las proteínas animales y los cereales y granos, respectivamente. El objetivo general del proyecto es concientizar sobre el desperdicio de alimentos en el hogar, fomentar el consumo responsable y optimizar el uso de los productos.
“Nuestro objetivo es disminuir… primero, desarrollar una herramienta, que es lo que hicimos: los libros, y una estrategia para concientizar sobre el desperdicio de alimentos”, afirmó Marín. “O sea, como no podemos medir si se disminuye o no, nuestro objetivo es concientizar sobre el desperdicio de alimentos a las mujeres”.
El proyecto de Marín y su equipo no solo se limita a los recetarios, sino que también incluye una estrategia de lanzamiento con redes sociales, eventos y cursos de cocina. Esto demuestra el amplio alcance que puede tener el diseño gráfico para generar conciencia y proponer soluciones a problemáticas sociales.
“Fue muy padre darnos cuenta a todo lo que podemos llegar como diseñadoras gráficas: que no nada más es hacer diseños muy atractivos, sino también hacer conciencia, fomentar una solución que pueda ayudar a los demás y ayudar sobre todo al mundo que tanto lo necesita”, concluyó Marín.
Redacción | El Portal de Monterrey