martes , abril 30 2024

El minuto de Sheinbaum ante la inseguridad

Editorial |

Once Varas | Por: Obed Campos

Sobra decir que la candidata del oficialismo, Claudia Sheinbaum, no es más que una promesa hueca y esto quedó bien claro en su visita a Fresnillo, la ciudad zacatecana marcada por la narcoviolencia, y que dejó mucho que desear en cuanto al abordaje del tema de seguridad. En un lapso de apenas un minuto, Sheinbaum se limitó a repetir promesas vacías sobre llevar la paz a Zacatecas, sin ofrecer detalles concretos sobre cómo lograrlo.

Su breve intervención, que apenas rozó la superficie del problema, refleja una preocupante falta de compromiso y seriedad frente a una situación tan delicada como la violencia que azota la región. Prometer “paz y seguridad” sin presentar un plan de acción detallado es insuficiente e irresponsable por parte de alguien que aspira a ocupar la presidencia de México.

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Es especialmente preocupante que Sheinbaum haya presumido de sus supuestos logros en la Ciudad de México, afirmando haber reducido los homicidios y delitos de alto impacto en un 50% y 60% respectivamente. Sin embargo, no proporcionó información sobre las estrategias específicas que implementó para lograr estos resultados, ni cómo podrían ser aplicables en un contexto tan diferente como el de Zacatecas.

La realidad es que las cifras hablan por sí solas: según el INEGI, Fresnillo, una ciudad en Zacatecas, tiene la percepción de inseguridad más alta de todo el país, con el 96.4% de la población sintiendo miedo. Este hecho no puede ser ignorado ni minimizado con discursos vacíos y promesas sin fundamentos.

Los mexicanos merecemos más que palabras huecas y promesas vacías. Se requieren líderes comprometidos y acciones concretas para abordar la crisis de seguridad que enfrentan día a día. La superficialidad de Sheinbaum en este tema es decepcionante y preocupante, y debería servir como un recordatorio de la importancia de exigir responsabilidad y transparencia a quienes buscan dirigir los destinos del país.

VENEZUELA, EL ÚLTIMO GOLPE

¿Cómo les puede parecer simpático un chofer de autobús que dice que habla con pajaritos y que a base de brutalidades se ha apropiado del poder mandando al cadalso a la que era una de las naciones más prósperas de Latinoamérica y ahora es un infierno?

Pues bien, en Venezuela, la oscura sombra del autoritarismo ha vuelto a ensombrecer el panorama político. Bajo el régimen de Nicolás Maduro, se ha aprobado una serie de leyes que constituyen un ataque directo a la libertad de expresión, asociación y pensamiento. La denominada “Ley contra el fascismo” es un claro ejemplo de cómo un gobierno puede utilizar la retórica engañosa para justificar medidas draconianas que buscan silenciar cualquier forma de disidencia.

El contenido de esta ley es alarmante y revela las verdaderas intenciones de un régimen que se aferra desesperadamente al poder. La ley de marras prohíbe el pensamiento “neoliberal” y “conservador”, una clara violación del derecho fundamental a la libertad de pensamiento y expresión. Además, propone la censura total de las redes sociales bajo el pretexto de proteger la imagen del gobierno, una medida que recuerda a los regímenes totalitarios más oscuros de la historia.

Pero quizás lo más preocupante es la disposición que prohíbe las reuniones y manifestaciones pacíficas contra el gobierno, así como la disolución total de la sociedad civil. Estas medidas no solo atentan contra los derechos humanos fundamentales, sino que también pretenden erradicar cualquier forma de oposición organizada.

La creación de una Alta Comisión contra el “fascismo”, dirigida por militantes chavistas para juzgar a la sociedad civil, es un claro intento de establecer un sistema judicial parcializado que persiga y castigue a quienes se atrevan a disentir. La imposición de penas de seis a doce años de prisión para aquellos que incumplan cualquiera de los treinta artículos propuestos por la dictadura es simplemente inaceptable en cualquier sociedad democrática.

La situación en Venezuela es grave y merece la atención y solidaridad de todos aquellos que valoran la democracia y los derechos fundamentales. No podemos permitir que la dictadura de Maduro continúe pisoteando la libertad y la dignidad de su pueblo. Es hora de actuar con determinación y solidaridad en defensa de la democracia en Venezuela.

Esta ley representa un punto de inflexión peligroso en la historia de Venezuela y requiere una respuesta contundente por parte de la comunidad internacional. Es fundamental que los gobiernos democráticos del mundo condenen enérgicamente estas medidas represivas y tomen medidas concretas para exigir el respeto de los derechos humanos en Venezuela.

Pero ya ve usted que lo que sobra en nuestra América Latina son focas.

@obedc
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