Editorial /
Los merolicos volvieron a desatarse refiriendo al honor, la solidaridad y el compañerismo con motivo de la actitud de los jugadores de Tigres en el partido contra Veracruz en donde los micrófonos se usaron para condenar a los pupilos de Ferreti.
Son los mismos merolicos que satanizaron y condenaron al joven Alan Pulido que se atrevió a desafiar al “sistema” del fútbol mexicano y “romper”, precisamente, con Tigres para enrolarse en un equipo de Europa.
Los del micrófono censuraron a Pulido y hasta pronosticaron que acabaría su carrera futbolística, pero el exitoso delantero, ahora en Chivas, desmintió a los insensatos que se pusieron del lado patronal, de los directivos.
A los jugadores del Veracruz les faltó ir a fondo y no presentarse a trabajar toda vez de los abusos del dueño del equipo al que la Federación le ha tolerado hasta el colmo de aceptarle 120 millones de pesos para que los Tiburones se mantengan en la liga principal.
Ah, pero que un trabajador, es decir, un futbolista, falte a sus obligaciones laborales por más de tres días porque le imponen todo el peso de la ley (de la Federación). En comparación, el señor Kuri, dueño de Tiburones debe salarios, lo cual ha sido una conducta reiterada y sigue muy fresco.
Estimo que los futbolistas de los equipos mexicanos están en el momento crucial de asumir un reto mayor como es el de la creación de un Sindicato mediante el cual asuman la defensa de sus derechos laborales.
La actual Asociación de futbolistas no cubre las funciones de un Sindicato, por lo tanto, el conflicto en Veracruz sería un punto clave para que los futbolistas se agremien, y más, cuando el gobierno de la República de López Obrador favorece la libertad de los trabajadores, pugna por que los trabajadores tomen sus propias decisiones como sindicalizarse, elegir sus dirigentes y defender sus intereses de manera democrática y transparente.
Carlos Salcido, jugador internacional mexicano, ahora con Veracruz, que habló con mucha fiereza contra Tigres, bien podría usar esa determinación para encabezar un movimiento hacia la creación del sindicato de futbolistas mexicanos.
Estimo que Salcido está en circunstancias personales de tomar el compromiso y asumir las consecuencias de un problema que tiene un fin supremo, terminar –de una vez por todas- con la situación adversa de sus compañeros futbolistas.
Hace más de 40 años, el ahora comentarista Carlos Albert entabló demanda laboral contra el Necaxa y padeció represalias que lo llevaron a quedar fuera del futbol. Pero, insisto, actualmente puede haber condiciones favorables para la creación del Sindicato.
Ahora que, si los futbolistas no se atreven, pues allá ellos.
Por: Pedro García / El Portal de Monterrey