Editorial |
Once Varas | Por: Obed Campos
Me preguntaron ayer por la mediodía que qué pensaba yo y le contesté que lo que a mí me guste es lo de menos, porque hay que pensar antes en lo que le conviene a la ciudad.
Eso sí, les dejé en claro que a estas alturas del partido yo veo que Mariana Rodríguez Cantú podrá, con el apoyo que le favorece tener a su marido en el despacho del Palacio de Cantera, resolver los graves rezagos y problemas que heredó el príncipe Luis Donaldo en Monterrey.
Y no crea usted que son problemas menores, porque, como nos cansamos de decirlo muchas veces, Luis Donaldo se tiró a la vida loca en vez de atender las tareas como alcalde de una de las ciudades más grandes e importantes de México.
Pero el caso es que a Mariana se le presenta la oportunidad de sacar adelante esa vocación de servicio de la que tanto presume.
Veremos y esto aclarará de una buena vez por todas en que posición de la agenda se coloca.
REPARTEN CULPAS ¿Y EL SICARIO?
Como siempre en estos casos, en el gobierno federal se han especializado en culpar a todo el mundo… y no cumplir con la tarea.
Me refiero a que el cuerpo de la candidata Gisela Gaytán, asesinada hace dos días en un mitin, aun no se enfriaba, cuando desde la federación culparon de todo el cuadro al gobierno estatal de Guanajuato.
Y mientras la infortunada era despedida en la Catedral de Celaya, en medio del llanto de su familiares, amigos y simpatizantes, la maldición contra criminales lanzada por el cura que ofició la misa parece que de nada va a servir, porque, como en todo este tipo de casos será la impunidad la que se imponga.
A menos que cambie la señal celeste y al fin capturen a alguien…
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