jueves , noviembre 21 2024

Pena ajena

Editorial |

Once Varas | Por: Obed Campos

La escena de no ser tan trágica, como lo es (y ahorita me explico) no deja de ser patética: un guarura del “más popular” de los líderes priistas de los últimos tiempos, Alejandro “Alito” Moreno, salta a la escena por un acto de violencia ocurrido aquí en Guadalupe, Nuevo León el pasado 9 de marzo…

Y todo porque el presunto guardaespaldas se hizo de palabras con el panista Héctor Flores Ávalos, ex senador de Durango y ex secretario de Gobierno en la pasada administración de José Rosas Aispuro.

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El desaguisado ocurrió en el Domo Care del Municipio de Guadalupe, Nuevo León, donde la candidata presidencial Xóchitl Gálvez dicen que logró reunir a cerca de 6 mil personas, “principalmente mujeres a las que prometió combatir la violencia contra ellas”.

Al evento acudieron gente de chile de dulce y de manteca, como se dice vulgarmente y más ahora con esas extrañas alianzas políticas.

Al final del mitin, se aprecia a Jair Nazarín, presunto guardaespaldas del líder priista, discutir, primero con el duranguense a quien, a falta de manazo, le propina un cabezazo en la frente.

¿Qué se dijeron los dos hombres para que la violencia llegara a tanto? Es un misterio.

Claro que tanto Alejandro “Alito” Moreno, como la misma Xóchitl Gálvez minimizaron el incidente, quesque poque no fue para tanto.

Y aquí le va mi explicación de por qué es tan trágica la escena: porque, obvio, el enemigo de la alianza está allá, afuera, y le aseguro que se pitorrea de la división de estos trogloditas, quienes dieron un salto cuántico de 40 o 50 años al siglo pasado, cuando el PRI no era un partido, sino un “partidazo” y andaba en zancos.

@obedc
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