Editorial |
ONCE VARAS | Por: Obed Campos
“Un grupo humano se transforma en multitud manipulable cuando se vuelve sensible al carisma y no a la competencia, a la imagen y no a la idea, a la afirmación y no a la prueba, a la repetición y no a la argumentación, a la sugestión y no al razonamiento”.
Jean François Revel
Por si a la hora que está usted haciéndome el honor de leer estas líneas es demasiado temprano y como no ha desayunado o aun no le llega rápido el agua al tinaco, el gerundio del verbo empantanar es “empantanado” que significa, de acuerdo a los diccionarios, detenido, o impedido para seguir el curso de un trabajo o negocio… entre otras definiciones.
Y si esta definición no le viene como anillo al dedo al Tribunal de Justicia Administrativa de Nuevo León, que encabeza, en un turno de dos años, Ethel María Maldonado Guerra, quien también preside la Sala Superior, no sé entonces cómo llamar a este organismo.
Y dígame usted si no, si lo primero que deben de respetar al tratar los procesos, es un término de 20 días, pero se pasan el reglamento por allá, y se van al triple de tiempo… cuando bien les va.
Ayer hablé con varios abogados que la han sufrido, la burocracia que impera en el TJA y lo menos que me dijeron es que está operado por “gente inepta, indiferente, inoperante e ignorante la ley en la materia”.
Lo que traducido al cristiano significa retraso, rezago en las sentencias de expedientes… Por eso lo de “pantano”, porque caso que pasa por ahí, caso que se hunde.
Y para que luego no salgan con que no sabemos de la materia, el TJA está dividido en cuatro salas ordinarias, las cuales son las encargadas de integrar, a su paso, los expedientes y emitir la sentencia.
Pero en caso de que se requiera revisión, hay otras tres salas que también juegan a ver quien se tarda más en decidir.
El problema es que es un lío de nunca acabar, porque es entre estas tres salas donde se reparten, como ya dije cada dos años, quien va a ocupar la próxima presidencia y no pueden repetir, inmediatamente, pero sí se pueden alternar.
Es un juego de las sillitas perverso y caro que pagamos todos los nuevoleoneses, y ni quien le haya puesto atención, y menos los magistrados quienes ganan lo mismo que un magistrado estatal de justicia y con mucho menos chamba.
Eso sí, el Tribunal contiene una sala especializada contra funcionarios públicos. ¿Pero ha escuchado usted que hayan molestado a algún funcionario o ex funcionario sospechoso al menos con la hoja de una averiguación previa? Yo no.
Y cómo se imparte justicia si se violan los términos más elementales que al ciudadano de a pie sí se le aplican.
En esa instancia cabe muy bien el dicho de que los expedientes duermen el sueño de los justos y sin pesadillas, porque aquí, como en todo México, nadie puede usted ir contra funcionarios o ex funcionarios públicos, ni con los pelos de la burra en la mano.
Me dicen mis informantes que a quien le interese nada más se dé un clavado, el que quiera y pueda, en las carpetas de materia de desarrollo urbano, para ver de frente al demonio de la anarquía y la corrupción que se arrastra por la sobrecarga de chamba.
Pero esta situación nada tiene de raro, en una entidad en la que el presidente del Tribunal Superior de Justicia, el tal José Arturo Salinas Garza, alias “La Manzana”, en su vida de abogado ha escrito ni siquiera un renglón de alguna denuncia o averiguación.
Porque mientras siga siendo él quien elija a los jueces…
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