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La revolución tecnológica 4.0 que vivimos parece ser un llamado a desarrollar más competencias de tecnología en las empresas, pero a la vez un llamado a construir puestos de trabajo más humanos, con proyectos productivos sustentables, que reconozcan la diversidad de las personas y que busquen el bienestar de todos.
Muchas empresas y organizaciones lo han entendido así, hacia allá avanzam.
Ha llamado mucho la atención en los últimos años la publicación de vacantes para puestos directivos de primer nivel, que hacen énfasis en esta necesidad, en la gestión de las llamadas habilidades blandas.
¿Director de sustentabilidad, de diversidad o de bienestar o felicidad?, eran puestos deseables, pero que no existían antes de este siglo y ni siquiera nos los imaginábamos.
El reconocimiento de nuestra humanidad requiere una acción inmediata y de fondo en las empresas para reconocer nuestra relación con el medio ambiente, con la diversidad, la inclusión y el bienestar.
El lado negativo de la ecuación nos llama: el punto de inflexión de la crisis climática, la discriminación en muchos aspectos de nuestra vida, como la laboral, así como el alza en los casos de depresión y burnout entre los colaboradores de las organizaciones nos han obligado a cambiar el enfoque de los negocios.
Viendo el lado optimista, nos hemos vuelto proactivos al tratar de resolver un problema. Los temas que atacan estos nuevos puestos han redituado en nuevos negocios, más productividad y rentabilidad para las empresas, así que no es casualidad que las firmas más reconocidas incluyan dentro de su organigrama este tipo de direcciones.
Son responsabilidades que el mundo necesita depositar en líderes comprometidos con el cambio tecnológico, el planeta y las personas. Sólo así podremos seguir avanzando como humanidad.
Director de sustentabilidad
Tal vez es el puesto más antiguo de los tres que han mencionado.
A finales del siglo pasado se empezó a hablar del tema, pero hoy muchas de las compañías más importantes del mundo tienen una dirección de sustentabilidad.
El cambio climático fue el dato detonante. Las empresas tienen inversiones, plantas de producción, bienes raíces o insumos, como los energéticos, que se ven en riesgo ante el virtual aumento de la temperatura global; los costos y resultados financieros encaran vulnerabilidades y los consumidores exigen respeto al medio ambiente.
Había que protegerse y no bastaba con los esfuerzos y conocimientos de un director general o el de finanzas, como se hizo en los primeros años.
Un director de sustentabilidad, que podría ser un ingeniero –pero también un economista o abogado, entre otras profesiones–, pone más atención y tiene la responsabilidad de llevar estas prácticas a toda la compañía, incluyendo proveedores y distribuidores.
Los temas por atender no sólo son los ambientales. Si bien el director en sustentabilidad tiene que aportar y vigilar un uso más racional de los recursos, bajar la huella de carbono y el empleo de energías alternativas, también debe ver por un comercio justo, al tiempo que asegura los ingresos y rentabilidad de la organización a futuro.
Hoy en día ya existen licenciaturas e ingenierías, posgrados y cursos de educación abierta con este enfoque.
Director de diversidad o inclusión
La diversidad es una realidad de toda comunidad. Sin embargo, y aunque la discriminación es un tema ya muy normado, sigue siendo un problema muy fuerte en las organizaciones del mundo y de México.
El caso de las mujeres, con pocos asientos en puestos directivos o con brechas salariales por el mismo trabajo, es el más visto; pese a ello, es una mala práctica que persiste.
Son muchas otras las formas de discriminación que debemos cambiar en las empresas: la edad, el color de piel, el lenguaje, la apariencia física, el origen étnico, preferencias sexuales, posturas políticas o religiosas y personas con discapacidad, entre muchas otras.
Existen casos muy famosos, como el de un restaurante de carnes en la Ciudad de México, en la zona de Polanco, que no colocaba personas de piel morena en su terraza exterior. Hay tantos ejemplos y que ni siquiera se perciben.
Es difícil que quienes tienen privilegios dentro de las organizaciones los observen y, además, quieran cambiar la situación.
Los beneficios de la diversidad en las empresas son muy altos. Por un lado, abre nuevas oportunidades de negocio para mercados que han sido poco atendidos y, por otro, genera una visión positiva de la organización, es un espiral virtuoso.
Hay muchos sesgos inconscientes que provocan la discriminación y un director de diversidad tiene el deber de ayudar a evitar estas situaciones que pueden causar graves daños a las personas afectadas, pero también a la reputación de la compañía.
La diversidad puede ser un camino para hacer las cosas diferentes, innovar, ser disruptivos, pero hacen falta los líderes que lleven esa idea a todas las almas, códigos y normas de la compañía.
Trabajar la inclusión es un tema delicado porque implica incluir a las voces y necesidades de quienes históricamente han sido vulnerados.
En estos puestos la formación en temas de gestión, como las carreras de administración, marketing, son valiosas, pero también los conocimientos de psicología, recursos humanos y sobre todo habilidades de negociación.
Director de bienestar o felicidad
El bienestar es el tema de hoy y del futuro de las organizaciones, y con el que Tecmilenio está comprometida, desde hace más de 10 años.
Al principio decía que la revolución 4.0 que vive la industria global nos llama a ser más humanos.
Una empresa no puede ser exitosa si tiene colaboradores infelices. Las organizaciones somos sistemas humanos, si las personas no están bien, los resultados tampoco lo estarán.
El director de bienestar o de felicidad es el encargado de vigilar y poner en marcha políticas para que los colaboradores se sientan identificados con el propósito de la organización donde trabajan, que se cumplan las condiciones de bienestar laboral, que el liderazgo sea más humano y que el ambiente laboral resulte positivo para todos.
Está demostrado que una organización con prácticas de bienestar mejora la productividad y rentabilidad, no sólo por una baja en las ausencias que provoca el estrés laboral, sino porque un buen ambiente laboral genera una energía que no se agota e incentiva la productividad.
Los colaboradores están más comprometidos con lo que hacen en este tipo de organizaciones, pues los propósitos de la empresa y los de su gente están íntimamente relacionados.
Sobre los temas de felicidad y bienestar se habla mucho desde hace casi 20 años, pero en México y América Latina el Instituto de Ciencias del Bienestar Integral de Tecmilenio es el primero en ofrecer una maestría en liderazgo positivo.
Si eres una persona con poder en la toma decisiones, te recomendamos voltear a ver estas tres áreas de trabajo para mejorar el desempeño y el ambiente de tu organización, y si eres alguien preocupado por el bienestar de las personas o del planeta, estos son temas en los que puedes especializarte y dedicarte el resto de tu vida.
La revolución 4.0 necesita a líderes más humanos, con metas sustentables. Quizá uno de ellos eres tú.
Redacción | El Portal de Monterrey