Editorial |
Once Varas | Por: Obed Campos
Decir transporte de carga en Nuevo León, hasta hace poco, era hablar de progreso y de prosperidad.
En Nuevo León, hoy las palabras transporte de carga se han convertido en sinónimo de anarquía y caos vial, con consecuencias trágicas que no se pueden ignorar.
Oiga vecino, no lo digo yo, ahí están las estadísticas recientes las cuales revelan una realidad alarmante: en los últimos cuatro meses, se han registrado más de 1,300 accidentes viales protagonizados por conductores de unidades de carga pesada en la zona metropolitana de Monterrey.
Esta cifra no solo refleja un problema de seguridad vial, sino también un sistema que permite la impunidad y el desprecio por la vida.
¿Dónde carajos están los elementos y jefes de tránsito de todas las ciudades conurbadas? ¿Dónde carajos están los genios de la Guardia Nacional?
Y es que hay mucho que lamentar, porque estos accidentes no solo han causado daños materiales y lesiones; en algunos casos, han tenido consecuencias mortales.
Pero en la entidad la gravedad del problema se extiende más allá del área metropolitana, afectando también las periferias y otras regiones del estado.
Los transportistas de carga pesada parecen operar bajo la premisa de que pueden transitar sin las debidas precauciones ni respeto por las normas de tráfico, poniendo en riesgo constante la vida de los ciudadanos.
La impunidad con la que actúan los choferes es preocupante. Pocos de ellos son los que librarían exámenes antidoping… si los hubiera. La falta de sanciones efectivas y la debilidad en la supervisión permiten que se perpetúe un ciclo de irresponsabilidad.
Es urgente que las autoridades de todos los niveles tomen medidas inmediatas para frenar esta situación.
La implementación de controles más estrictos, la aplicación rigurosa de sanciones y una mayor vigilancia podrían contribuir a mejorar la seguridad vial y reducir los accidentes.
Porque las unidades pesadas se han convertido en máquinas de matar y aterrorizar sobre ruedas.
La seguridad en las vías de Nuevo León debe ser una prioridad, y para lograrlo, es esencial que se aborden de manera efectiva los problemas asociados con el transporte de carga.
La vida de las personas no debería ser un precio que se paga por la falta de regulación y control en el sector… O por simplemente poner papanatas inexpertos y ambiciosos a manejar un tema tan delicado.
Ahí está el caso del municipio de Salinas Victoria, donde trascendió que el jefe de policía Arturo Garza Morúa, amenazó y agredió de manera verbal al delegado de la Confederación Nacional de Transportistas (CONATRAM) del estado de Jalisco, Diego Corona.
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