Hablando entre lenguas
Por: Patricia Pedraza / Editorial
Siempre que queremos empezar algo nuevo decimos borrón y cuenta nueva, y como este 2012 está recién desempacadito, pues andamos todos con listas aquí y allá de nuestras metas, planes, propósitos o resoluciones como dicen algunos en la Unión Americana.
Esto, porque en inglés la palabra es “ resolutions” y para no batallar la mezclan con la palabra de resolución y…¡ tarán! ya tienen una palabra nueva. El punto es, que no hay de otra, bajar de peso y aprender un nuevo idioma son de los propósitos más populares en absolutamente todas las culturas.
El punto es, lograrlo.
Los dos propósitos son buenos sin duda alguna, si los combinamos y los logramos mantener los doce meses del año el resultado definitivamente será envidiable y contagioso.
Para los dos se necesita de disciplina, responsabilidad, perseverancia y determinación, el bajar de peso implica la disciplina y responsabilidad de ir al gimnasio al menos tres veces a la semana. Disciplina también al seleccionar los alimentos correctos. Implica perseverancia, ya que habrá días en que la almohada y las sábanas estén muy calientitas y cómodas que nos va a ganar el – mejor voy mañana, al fin que ya fui ayer, un día no hace daño– y así sin darnos cuentas ya empezamos con las excusas a tal grado que abandonamos dicho propósito.
Tenemos que tener determinación para vencer esos enemigos que son como los virus que andan en el aire y se apoderan de uno en los momentos de debilidad, el estar en forma nos ayuda a vernos bien no solo por fuera, sino por dentro. El resultado final, es que por fin nos entren los pantalones bien sin tener que sumir la barriga y que al terminar de comer podamos respirar bien ya que elegimos las comidas saludables y correctas para nuestro cuerpo. Esto es, gozar de una buena salud.
Y si a esto, aunamos el aprender un nuevo idioma, pues oiga usted tenemos la mezcla perfecta y sobre todo que el resultado, aparte de ser superperfecto, es de por vida.
La educación es la mejor inversión que uno puede hacer en la vida pues nunca pierde vigencia, siempre va a estar actual, es cuestión de visualizarnos así, caminando por las calles con una figura atlética, una salud envidiable y por si eso fuera poco comunicándonos en un segundo o tercer idioma. ¡Eso sí es vida señores!
Para algunos, estos dos propósitos son difíciles de cumplir y la verdad que si lo son porque se requiere consistencia.
En cuanto al lenguaje sería también maravilloso si todos aportáramos nuestro granito de arena en hablar y escribir bien en nuestro idioma natal.
El lenguaje es una poderosa herramienta para abrirse al mundo y multiplicar nuestros triunfos. El hablar y escribir bien no es nada de otro planeta, al contrario es muy simple de lograrse: Leyendo.
Y déjenme decirles que todo empieza en nuestro núcleo familiar, porque está comprobado que lo que hagamos con nuestros hijos, lo que les inculquemos, hay un buen porcentaje de posibilidades de que ellos lo repitan con sus hijos y así sucesivamente, claro que quizás sea cada vez en menos proporción, pero algo es algo.
Una simple rutina de leer un libro diariamente es definitivamente una gran inversión a futuro para el propio niño, nuestra comunidad y hasta el mismísimo país.
No tiene que irse a la tienda ahorita mismo y comprarse toda una enciclopedia, ¡no!, puede ser cualquier libro, revista, periódico viejo o nuevo, incluso cualquier papel que tenga unas cuantas líneas es suficiente para que le pida a su hijo que se lo lea en voz alta o que usted se lo lea al él para que éste, a su vez escuche su pronunciación y lo imite.
Este es un ejercicio que aparte de educar a sus hijos a hablar y a pronunciar bien a través de la lectura, es también un momento que vale oro pues son semillitas que usted está sembrando en sus hijos, y las flores que echen serán simple y sencillamente maravillosas.
El buen juez por su casa empieza, dicen por allí, yo lo cambié y digo que el buen maestro por su casa empieza, esto es algo en lo que yo puse mucha atención en mis hijos, pues hasta me convertí en su maestra de español, los enseñé a leer y escribir desde pequeños, teníamos nuestras rutinas de lecturas incluso de las mismas historias que ellos escribían. Por eso de allí, mi humilde recomendación para ustedes.
Hoy en día que ya son adolescentes y todavía no comprenden a profundidad el valor del idioma, en muchas ocasiones los vuelvo locos con tanta corrección de su español y pronunciación, pero sin duda alguna por eso lo hablan y escriben bien.
Es algo que estoy segura, valorarán en unos pocos años.
Cabe mencionar que su primer idioma es el inglés. Yo lo veo, lo siento y así lo aplico, como mi obligación y responsabilidad de madre de hablar bien para ellos y corregirlos cuando ellos lo hagan.
¿Cómo es que aprenden los pequeños a hablar si no a través de correcciones hasta que logran decir bien la palabra “mamá” o “papá”?
Este ejercicio no debe de parar nunca o mínimo hasta que el hijo logre hablar bien aún y cuando sea su primer idioma. Recordemos que nuestros idiomas están en crisis y la corrección es vital en nuestros hogares.
El nuevo año va a pintar del color que nosotros le demos. Si adelgazar, leer más o aprender un idioma están en nuestra lista de propósitos, no quitemos el dedo del renglón porque recordemos que ya hicimos, borrón y cuenta nueva.
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