Editorial /
Al fin se elevó la voz a favor de la economía de los trabajadores por parte de la representación obrera cetemista.
La enemistad del gobierno de El Bronco hacia el dirigente Ismael Flores Cantú ha sido el factor para que la CTM haya salido en defensa de los obreros y trabajadores en general, usuarios del transporte, con rechazo al desproporcionado aumento que siguen acariciando, sospechosamente, el gobernante, el secretario general de gobierno, el agente Jorge Longoria y los ruteros excetemistas.
La intriga palaciega contra Flores Cantú tejió la posibilidad, frustrada, de desbancar al líder cetemista. La conspiración se concentró en el corazón mismo de los fuertes intereses transportistas al promoverse la desbandada de un poderosos grupo camionero, pero Ismael sigue en su lugar.
En tanto, el gobernante acusa debilidad por la “rebelión” de algunos ruteros que siguen “jode y jode” imponiendo alzas tarifarias de manera unilateral, sacando unidades de la circulación y haciendo paros para generar la irritación popular y de los empresarios, lo cual ha provocado que el estado de Nuevo León haya entrado a una fase de ingobernabilidad.
Nunca es tarde cuando la dicha es buena, por eso alivia que la CTM se haya comportado este 1 de Mayo, Día del Trabajo, como lo obliga la esencia que representa.
Y queremos que también lidere las protestas contra el abuso de la extranjera Gas Natural y en contra de cualquier alza desmesurada en los servicios públicos.
Y que se pronuncie contra los bajos salarios establecidos desde el Pacto de Solidaridad Económica que impuso los topes salariales, que rechace la política de salarios raquíticos a pretexto de que se instalen en México las inversiones productivas extranjeras variable que, además, es “dumping” en términos de comercio exterior, por eso la demanda de EUA para el equilibrio de los ingresos de los obreros mexicanos en ramas como la automotriz.
La agenda de demandas de los trabajadores es nutrida y, hasta ahora, no ha habido congruencia en el rol a que están llamadas a cumplir las centrales obreras, sector sindical en el que advertimos que ya no existe aquella idea de sindicatos rojos y sindicatos blancos, ahora todos son blancos -por lo menos así lo parecen-, toda vez de su renuncia a la combatividad, dentro de la Ley.
Por: Pedro García / El Portal de Monterrey