Editorial /
César Garza Arredondo se convirtió en el dirigente de la Red de Jóvenes por del PRI de Nuevo León.
Como todos quienes han sostenido su militancia en el tricolor, César Garza Arredondo enfrenta una tarea complicada para hacer realidad sus propósitos:
“Los jóvenes actualmente nos enfrentamos a un reto difícil, pero no imposible, tenemos la responsabilidad de cargar con el peso de los errores del pasado y debemos de trabajar muy duro para borrar todas esas etiquetas negativas que injustamente se nos han impuesto”, dijo (Periódico ABC).
Garza Arredondo afirmó que se propone dar “cancha” a los jóvenes “empoderándolos para que se conviertan en verdaderos operadores políticos y que se vuelvan competitivos electoralmente, para que el PRI recupere todos los distritos en nuestro estado y la gubernatura”.
El joven dirigente debe tener claro que el PRI, por Ley, tiene que postular jóvenes, lo mismo que cumplir la paridad. Luego, la cancha está dispuesta. La cuestión es contar con los cuadros juveniles, hombres y mujeres, con perfiles de victoria.
También, el flamante dirigente tendrá el duro trabajo de allegarle votos al PRI por la vía del voto juvenil, lo cual no es imposible como bien lo ha dicho Garza Arredondo aunque, estimo, eso implica una carrera contrarreloj en el sentido de proponer una oferta atractiva, un rostro confiable, ante las conciencias juveniles que, aparentemente, están muy identificadas con el obradorismo y, por extensión, con la oferta “morenista”.
Dijo que no le gusta que en ocasiones “algunos cuantos manchen las siglas del partido y arruinen el trabajo de muchos”. Esa aceptación de las circunstancias en que se encuentra el PRI, es un buen comienzo por parte del joven César Garza Arredondo.
En POLÍTICA Y GENTE creemos en los jóvenes y alentamos que el junior muestre empaque político, un discurso que consiga nutridos adeptos, es decir, simpatías y votos para el PRI.
Y, por supuesto, que tales militantes nuevos encuentren espacios de participación con postulaciones a cargos de elección popular y no quedar marginados a la divulgación de propaganda y que las candidaturas sean privilegio de las dinastías.
Por: Pedro García / El Portal de Monterrey