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La producción pecuaria es una de las estrategias sociales y económicas adecuadas para sumar al bienestar de la población, al ser una actividad que simultáneamente provee seguridad en el sustento alimenticio diario, genera empleos y propicia tratados comerciales con otros países, lo cual permite a México impulsar su participación en este mercado.
Datos de Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA) destacan que, a pesar de ser la proteína de origen animal más costosa, la producción de carne de bovino en nuestro país podría cerrar el año con un crecimiento de 2.5% respecto a 2019, impulsada por las exportaciones. En el caso de la industria del pollo, esta ha mantenido con un incremento de 4% anual, gracias a la demanda del mercado interno.
Por su parte, la porcicultura es una de las actividades más importantes del sector pecuario nacional y representa aproximadamente el 25% del gasto total de la compra de alimentos en los hogares mexicanos, de acuerdo con el Consejo Mexicano de la Carne (COMECARNE). Las importaciones de carne de cerdo han disminuido en un 4.1% desde el año pasado y la producción nacional ha presentado un alza de 43% desde 2011, cifra que incluso supera el desempeño de la economía del país.
Para asegurar que la proteína animal ofertada sea sana e inocua para consumo humano, existen regulaciones y normas oficiales para favorecer la sanidad en toda la cadena de producción de la proteína animal y cuyo cumplimiento es vigilado por la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), entre otros organismos.
El objetivo de toda esta estructura es subrayar la importancia del control de calidad de los productos debe estar presente en los procesos de producción, comercialización y alimentación del ganado.
Uno de los actores importantes para asegurar la inocuidad de la proteína animal que consumimos, es la industria de alimentos balanceados. Los animales bien nutridos y cuidados, disminuyen la propagación de enfermedades y proveen nutrientes esenciales a los alimentos. A su vez, incrementa la producción de leche, carne y huevos, haciéndola eficiente e intensiva.
En ese sentido, la industria de alimentos balanceados para animales en sus cerca de 600 plantas productoras en el país, mantienen buenas prácticas para la producción del alimento para animales, por ejemplo, realizan muestreo y análisis de propiedades biológicas, químicas y físicas, con el fin de evaluar la calidad de un producto en comparación con un estándar predeterminado.
También, los edificios y equipos utilizados para elaborar estos alimentos deben estar diseñados de forma que su funcionamiento, mantenimiento y limpieza sean fáciles y reduzcan riesgos de contaminación, además de estar hechos de materiales no tóxicos, capaces de desarmarse para permitir el mantenimiento, limpieza e inspección adecuados. El agua empleada en la fabricación del alimento debe cumplir las normas de calidad adecuada para los animales y no deben acumularse los desperdicios en las zonas de procesamiento y manejo.
Por este compromiso y más, es que la industria se ha vuelto de gran relevancia en el sector pecuario. En voz de Genaro Bernal, Director General del Consejo Nacional de Fabricantes de Alimentos Balanceados y de la Nutrición Animal, A.C. (CONAFAB): “Nuestra industria ha crecido en un 4% durante los últimos cuatro años, es una cifra que prácticamente duplica el nivel de crecimiento poblacional del país; es decir, que uno de los resultados que esto conlleva, es volvernos autosuficientes para cubrir la demanda de alimento del sector pecuario”
Esta industria produce anualmente casi 38 millones de toneladas de alimento balanceado para animales y genera 230 mil empleos directos e indirectos.
A raíz de la contingencia sanitaria por la COVID-19, los pequeños productores pecuarios han sufrido afectaciones tanto en la demanda de productos como en la volatilidad de los precios; sin embargo, conforme la gente cobre mayor confianza con la nueva normalidad, se irá normalizando y puede derivar en un fuerte incremento de demanda de productos alimenticios con resultados favorables para la industria y se necesitarán de medidas sanitarias estrictas para cubrir la demanda de alimentos inocuos y asequibles.
Redacción / El Portal de Monterrey