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Una prolongada sequía arrastrada desde 2020, la helada de febrero y el efecto de las corrientes de aire ocasionado por “La Niña”, se conjuntaron para que los incendios que azotan en este 2021 al estado de Nuevo León hayan sido tan fuertes.
Y es que solo el fuerte incendio del Parque Nacional Cumbres de Monterrey (PNCM) del mes de marzo consumió alrededor de 13 mil hectáreas; de las cuales ocho mil son de Nuevo León y cinco mil de Coahuila.
El doctor Marco Aurelio González Tagle, especialista de la Facultad de Ciencias Forestales (FCF) de la UANL, contó en entrevista que la afectación a la vegetación en los incendios puede tardar entre 90 y 100 años en recuperarse en caso de no realizar alguna acción de restauración en esas áreas.
“Fueron tres factores: el efecto de “La Niña” de los patrones circulatorios del viento; la acumulación y aumento de combustibles forestales en el área; y la llegada de una helada excepcional en el mes de febrero”, dijo el autor de más de 50 artículos científicos.
Un pulmón con especies en extinción
El Parque Nacional Cumbres de Monterrey (PNCM) es fundamental para la región porque produce alrededor del 70 por ciento del agua que consume la ciudad de Monterrey.
Además contiene 368 especies de flora y fauna en el parque. Pero 73 de ellas son consideradas en peligro de extinción; o son amenazadas, endémicas o bajo alguna protección especial.
El especialista explicó que, según las estadísticas nacionales, nueve de cada 10 incendios tienen origen en actividades humanas. Pero en el caso de Nuevo León esta cifra se reduce a siete de cada 10 por la peculiaridad de los rayos de las tormentas eléctricas.
Hay incendios que permiten un equilibrio
González Tagle recordó que tanto en 1998 como en 2011 también hubo mega incendios. Y dice que de hecho los incendios que ocurren naturalmente son necesarios para el equilibrio ecológico de los ecosistemas dependientes del fuego. Y de hecho ocurren en promedio cada 15 años.
“Analizando los anillos de crecimiento en los árboles del Cerro el Potosí en Galeana. El incendio más antiguo data de 1808. Se ha encontrado que los mega incendios con severidad alta como los de este año, son disturbios que cada vez son más frecuentes en diversos bosques del mundo”, agregó el especialista.
Desde la facultad, y en conjunto con el gobierno del Estado, desde hace un par de años trabajan en consolidar la implementación de una “Alerta Temprana de Incendios”. Ahí monitorean los combustibles forestales (vegetación seca) que propician los incendios.
“Los incendios recurrentes y de baja severidad ayudan el ciclo. Hay especies que requieren el fuego para lograr la dispersión de semillas en conos serótinos o sellados con resina y solo se abren cuando son sometidas a elevadas temperaturas”, explicó Marco Aurelio González Tagle, Experto de la Facultad de Ciencias de la Tierra de la UANL.
Fuente: Punto U / El Portal de Monterrey