Editorial /
En enero de 2020, las autoridades de Salud en México anuncian el brote de un virus letal surgido en China el 19 de noviembre de 2019, conocido como COVID-19, convirtiéndose rápidamente una pandemia.
Al principio las autoridades mencionaron que sería controlado en cuestión de unos meses y no había por qué alarmarse, el virus se expandió en varios países. Pronto, por la falta de medidas preventivas se propagó a nivel mundial, y lamentablemente llegó México. (El primer caso se registró el 27 de febrero de 2020).
México implementó algunas medidas preventivas sin alarmar a la población, anunciando que pronto sería controlado el virus por las autoridades internacionales como la OMS y que muchos países ya se encontraban trabajando en la posible vacuna. Así fueron pasando los días, y semanas que después se convirtieron en meses, la pandemia crecía y el número de contagios en nuestro país se incrementaba.
Y sucedió lo inevitable, empezó a morir gente contagiada con el virus asesino, las autoridades advirtieron medidas preventivas de salud, la sociedad, no todos creyeron y esto tuvo consecuencias catastróficas, que influyeron en el cierre de negocios, casinos, bares, centros sociales, estadios, clubes, gimnasios, etc.
Pronto la ciudad se paralizó y la ciudadanía fue recluida en sus casas, algunos estados de la República tomaron medidas más severas con horarios restringidos de tránsito, como fue el toque de queda. En tanto los negocios de toda índole de servicios fueron a la baja de manera natural, esto por la falta de movilidad de la ciudadanía, ya que no había ni quién vendía, ni quién compraba, pues estaba restringida esa sinergia social.
Además, los niños dejaron de ir a la escuela, al igual los alumnos de educación media y superior; a las empresas las obligaron a trabajar con el 50% de sus empleados, después al 30% de su capacidad. Mientras el asesino silencioso avanza, los hospitales alcanzaron su máxima capacidad, para esto el gobierno ya había implementado hospitales COVID-19 de emergencia, sin embargo, la vacuna no llegaba. Rápidamente el desempleo se hizo presente por la falta de producción, en tanto la ciudad se encontraba sola, sus calles por las noches lucían solitarias, debido a los horarios de cierre de negocios, medidas que fueron impuestas por la Secretaría de Salud estatal, a cargo del doctor Manuel de la O Cavazos.
En fin, se creó no solamente una pandemia de salud, sino también de miedo, pánico y de economía. Los niños empezaron a estudiar en línea a través de nuevas plataformas digitales, además muchas empresas se fueron a la quiebra y otras tuvieron que trabajar en la modalidad de “home office”, por lo que los ciudadanos se tuvieron que refugiar en sus casas, mientras el asesino silencioso, el COVID-19 seguía creciendo.
El Animal Asesino COVID-19 se multiplica
Después del proceso electoral realizado el 6 de junio de 2021, la ciudadanía se relajó, salió a las calles, se fue de vacaciones, asistió a fiestas, reuniones, que provocaron aglomeraciones, etc., creyendo, tal vez, que por el hecho de tener la vacuna o una media dosis ya había pasado el peligro, y podían transitar libremente por donde quisieran.
La respuesta del Animal Asesino no se hizo esperar, empezaron a enfermar jóvenes y hasta niños cayeron en los Hospitales COVID-19. Las autoridades de Salud, dirigidas por el Dr. Manuel de la O, advirtieron frecuentemente el peligro inminente, pero los ciudadanos hicieron caso omiso.
Hoy los hospitales saturados
Actualmente, se encuentran saturados nuevamente los hospitales de pacientes COVID-19, las medidas de restricción fueron anunciadas por el titular de Salud, destacando que todos los lugares de convivencia comercial, como restaurantes, bares, quintas, reuniones sociales fueron cancelados, y quien no cumpliera con las medidas de restricción sería clausurado su negocio; no fueron aprobadas las clases presenciales por parte de la Secretaría de Educación, hasta nuevo aviso.
Mientras la pandemia mutaba y se acrecentaba en Nuevo León el relevo de Salud está en la decisión del gobernador electo, Samuel García; en las redes sociales y algunos medios de comunicación se han manejado varios nombres de quien dirigirá esta gran tarea de salud, algunos opinan que continúe el Dr. Manuel de la O por la experiencia adquirida en esta difícil etapa de salud. También se menciona al Dr. Juan Luis González Treviño, director general de Hospitales de Nuevo León, segundo de a bordo del Dr. Manuel de la O, Médico oftalmólogo con gran experiencia en esta época de COVID-19, un operativo sensible.
Además de la Dra. Lily García Rodríguez, oncóloga pediatra, la Dra. Alma Rosa Marroquín, pediatra del Hospital Zambrano Hellion TecSalud; el Dr. Óscar Vidal Gutiérrez, director del Centro Universitario contra el Cáncer; el Dr. Edelmiro Pérez Rodríguez, director de la Facultad de Medicina de la UANL y del Hospital Universitario; el Dr. Rafael Piñeiro Retif, jefe de Oncología del Hospital Universitario; el Dr. Emilio Jaques Rivera, ex candidato a la gubernatura de Nuevo León, y el Ing. Ernesto Dieck, Assad director del Hospital San José.
Sin duda, todos ellos profesionales en materia de Salud, sin embargo, la decisión está en manos del gobernador electo, Samuel García Sepúlveda.
Por: Sergio González Ornelas / El Portal de Monterrey
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