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¿Estás negociando un contrato? Sigue estos consejos antes de firmar

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¿Qué tienen en común la botella de agua que conseguiste en la tienda de conveniencia, el pedido de comida hecho a través de una app que llegó directo a tu puerta y la compra de la casa en la que vives? Todos son ejemplos de celebración de contratos.

Lo cierto es que dichos contratos son los instrumentos jurídicos más utilizados, señala Eduardo Rocha Núñez, profesor-investigador de la Escuela de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Monterrey. Y en medio de una sociedad de alto consumo como la actual, donde constantemente la gente vende y compra bienes, los contratos de compraventa definitivamente son los más utilizados en el día a día, añade. 

Lo anterior resalta la importancia de que las personas no solo tomen conciencia de la frecuencia con la que llegan estos documentos a sus manos, sino también comprendan qué sucede cuando firman uno de estos importantes papeles, especialmente cuando las operaciones involucran algo mucho más trascendental que la compra de una comida. 

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El popular consejo de que leas todo antes de estampar tu nombre realmente es útil: “al manifestar la voluntad aceptando los términos del contrato, la persona queda obligada a cumplir no solo con lo pactado en el contrato, sino con todas las consecuencias que se deriven del acto, conforme a la buena fe, la costumbre o la ley.  De ahí la importancia de entender exactamente en qué consisten los derechos que se adquieren y las obligaciones que se asumen”, dice el docente de la UDEM.

¿Pero qué es exactamente en lo que te debes de fijar antes de tomar la pluma? Después de leer con detenimiento, asegúrate de aclarar todas las dudas, apunta el especialista. Claro, habrá palabras técnicas que son difíciles de entender, pero de manera general un contrato redactado sencilla y claramente es entendible para cualquiera de las partes involucradas. 

Rocha Núñez agrega que sus consejos cambian ligeramente en los casos de contratos hechos unilateralmente por los proveedores de bienes o servicios. Son aquellos contratos llamados “de adhesión”, elaborados como formatos uniformes y que solo se presentan a los clientes para la firma.

“Es muy importante verificar en el propio formato que tengan el visto bueno de la autoridad responsable de vigilar que dichos contratos no contengan prestaciones desproporcionadas a cargo de los consumidores, obligaciones inequitativas o abusivas, o cualquier otra cláusula o texto que viole las disposiciones de la ley”, dice. 

“Por ejemplo, cuando se firma un contrato para tarjeta de crédito, ese formato de contrato deberá contar con la autorización de la Comisión Nacional para la Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (CONDUSEF). En el caso de un contrato de prestación de servicios funerarios, por ejemplo, debe contener la autorización de la Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO)”. 

Dichas autorizaciones, asevera, ofrecen la certeza de que el instrumento ha sido leído y tiene el visto bueno de la autoridad, lo que da certeza al consumidor. Esto, sin embargo, no debe ser motivo para que la persona deje de aplicar la principal recomendación del experto: leer todo el documento y asegurarse de comprender los términos y alcances de las obligaciones asumidas.  

El profesor-investigador de la UDEM también admite la mala fama de los contratos con las “letras chiquitas”, donde circunstancias perjudiciales para alguna de las partes eran introducidas en tipografías pequeñas, esperando que los contratantes las pasaran por alto a la hora de firmar. 

“Actualmente están prohibidas por la ley de Protección al Consumidor, ya que esta ley exige que dichos contratos sean redactados en idioma español y sus caracteres tendrán que ser legibles a simple vista, y en un tamaño y tipo de letra uniforme. En caso contrario, no tendrán validez legal”, aclara el docente de la Escuela de Derecho y Ciencias Sociales. 

Finalmente, Rocha Núñez aconseja buscar la opinión de profesionales cuando la operación contenida en el contrato involucra una suma importante de dinero, es compleja y/o implica una responsabilidad significativa: “lo ideal es consultarlo con un abogado experto en el área”, señala.

Redacción | El Portal de Monterrey

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