“Veritas liberabit vos”
“La verdad os hará libres”
Evangelio de Juan 8:32
Editorial |
Once Varas | Por: Obed Campos
Si el caso de la aun magistrada Yasmín Esquivel Mossa de Riobóo se hubiera dado en cualquier sociedad más avanzada que la nuestra (sí, léase con amargura lo de sociedad más avanzada) como ¡por ejemplo los Estados Unidos! no solamente los “adversarios” políticos del régimen estarían bailando en un pie…
Muchos despachos de abogados estarían desde ya haciendo las cuentas de la lechera, ante las inminentes ganancias por tanta demanda que ganarían, fácil y con la zurda.
Otros más oscuros, pero no menos alegres, serían muchos reos, que verían abiertas las rejas de sus celdas por la supuesta mala praxis de la magistrada, la cual, de acuerdo a esos criterios de sociedades más civilizadas que la nuestra, pondrían bajo sospecha todas y cada una de sus actuaciones y sus sentencias.
En pocas palabras, yo no sé a cuánto ascienda la caja de tesorería del Tribunal Superior de Justicia… Es más, no tengo ni idea de que eso, es decir, que exista legalmente en el país una caja del TSJ, pero le insisto, si este fuera el caso en Estados Unidos, Canadá o Europa, las cuentas del banco del TSJ quedarían más secas y polvosas que el lecho de la Presa Cerro Prieto…
La acusación contra Esquivel Mossa de Riobóo es muy grave en cualquier país civilizado… En cualquier país civilizado menos en el de nosotros.
De comprobarse que se “fusiló” el documento de la tesis con la que aplicó y alcanzó la licenciatura en derecho, quedaría más que claro que la dama mintió… Por lo tanto todas y cada una de sus actuaciones firmadas como “licenciada” quedarán no solamente en tela de juicio, sino nulas, por la presunta falsedad con la que la dama se hizo de su título.
Recuerde usted, guardando proporciones: en 1998, a William Clinton, entonces presidente de la nación más poderosa del mundo, por poco y pierde el cargo, precisamente porque no supo conducirse con verdad a la hora de ser interrogado sobre su amorío con una becaria de 22 años en la Casa Blanca, Monica Lewinsky.
Nunca se dijo que a Clinton se le acusaba por ser casado, ni por tener 49 años de edad, y poder haber sido el padre de la muchacha, no.
A Clinton se le persiguió y se le fustigó porque se atrevió a mentir “al pueblo bueno y sabio de Norteamérica”.
Lo que nos queda de experiencia de este caso a los mexicanos es que, aparte de buenas intenciones, es de mentiras que está adoquinado el camino del infierno.
O pregunte usted a Yasmín Esquivel Mossa de Riobóo su opinión y le va a decir que ella es la víctima en este complot.
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