El Portal de Monterrey
Editorial |
Once Varas | Por: Obed Campos
“En Morena lo único seguro es que nada es seguro…”, apunta un compa mío, morenista de hueso colorado, en una de esas largas pláticas que comienzan a las 4 de la mañana con un café y rematan a las 9 de la misma mañana con un machacado con huevo… y tortillas de harina, aderezados con una salsita de chile del monte.
No le hace que el mundo se nos caiga a pedazos a los mexicanos, que la panza es promero.
Yo le deseo mucha suerte en sus aspiraciones (a mi compadre y a mis amigos morenistas) porque y se sabe que las aguas de ese partido son más traicioneras que una víbora de cascabel en celo.
Y una de las pruebas la dan ellos mismos al revelar que andan circulando dos listas apócrifas de supuestos candidatos a diputados federales por Morena, por Nuevo León.
Lo peor, admite mi cuate, es que se nota la mano maquiladora de tal canallada y las dos listas “protegen” los nombres de los dos miembros de los grupos principales morenistas en el estado.
Como quiera las listas no dejan de estar confeccionadas con las patas: ponen a una “aspirante” con nombres y apelativos en el distrito 1 federal, y ni siquiera de registró a ese cargo y menos en ese distrito.
En las listas aparecen también el alcalde de García, el chofer Carlos Guevara, gente del Bronco con su nombre mal escrito. También salpican a Grecia Benavides, a Mario Soto y a sus gentes allegadas.
La aparición más extraña es que para el distrito 8 ponen al priista Oliverio Tijerina, amigo personal del también tricolor Paco Cienfuegos, cuando todo el mundo sabe que el corazoncito de Oliverio late, pero por la alcaldía de Guadalupe.
Infames bombas de humo distractoras y apenas es enero. Aguantemos de aquí a mayo a ver que más engendros veremos.
QUE ALGUIEN ME EXPLIQUE
Algo huele mal en Dinamarca cuando el aun alcalde Colosio pide y se desgarra las vestiduras para que ya suelten a Mario Aburto, asesino condenado de su padre. ¿De dónde viene la piedad?
Más apesta cuando de Palacio Nacional le contestan: “No puedo hacerlo. Sé que él ya no quiere saber nada de esto, pero se trata de un asunto de Estado. Yo no voy a dar carpetazo”…
Y mientras tanto, ¿la memoria del prócer no cuenta?
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