El Portal de Monterrey
Editorial |
Once Varas | Por: Obed Campos
En el complejo escenario político que nos toca vivir a los mexicanos, la percepción de la necesidad de cambio frente a la continuidad se erige como un eje fundamental en las estrategias electorales. La llamada “ley no escrita” que postula que un candidato capaz de persuadir sobre la urgencia de un cambio y presentarse como el líder idóneo para ejecutarlo tiene altas probabilidades de éxito, ha sido una constante en la arena política tanto a nivel nacional como mundial. Y no es de ahora, sino de siempre.
Este principio se evidencia en la actualidad mexicana, donde Claudia Sheinbaum, con la 4T grabada en la frente, enfrenta el desafío de balancear el lema central de su campaña con la necesidad de proyectar una visión de cambio. La contradicción inherente al lema propuesto por el presidente Andrés Manuel López Obrador, “Continuidad con Cambio”, revela la complejidad de amalgamar dos conceptos aparentemente opuestos.
La lealtad de Claudia a López, manifiesta en su reiterado mantra “es un honor estar con Obrador”, plantea una disyuntiva: ¿Cómo convencer de la necesidad de cambio manteniendo la fidelidad a una figura que encarna la continuidad? El dilema se intensifica ante la fragilidad actual del presidente, expuesto a cuestionamientos por situaciones de corrupción y conflictos. La retórica de Claudia, aunque habilidosa al enunciar la posibilidad de un cambio bajo el paraguas de la continuidad, podría enfrentar obstáculos insalvables.
La afirmación de que si cae López Obrador, cae Claudia y toda la 4T, resalta la interdependencia entre líder y movimiento. En palabras llanas, están amarrados de la misma pata. Esta conexión intrínseca sugiere que la viabilidad política de Claudia está ligada al destino de Obrador. Sin embargo, la volatilidad de la situación actual y la potencial aparición de eventos imprevisibles en los tres meses restantes de campaña introducen un factor de incertidumbre significativo.
Las encuestas, aunque a menudo consideradas indicadores cruciales, pueden no ser definitivas en un contexto político tan dinámico. La realidad política es fluida, y las circunstancias pueden cambiar rápidamente. El tiempo será el juez último de la efectividad de las estrategias y la capacidad de los candidatos para adaptarse a un escenario en constante evolución.
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