El Portal de Monterrey
Por: Pedro García / Editorial / Columna
No sin garantizar que atenderá reclamos económicos de inversionistas y contratistas relacionados a la construcción –abortada- del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), el presidente electo, López Obrador causó desazón en el sector privado al confirmar que, con base al resultado de la consulta popular, cancela aquella obra y la sustituye por la terminal de Santa Lucía.
Previamente, el tipo de cambio experimentó el efecto de lo que se veía venir al rebasar los 20 pesos por dólar, efecto que fue muy destacado en los medios de prensa, el lunes.
La corrida contra el Peso fue moderada toda vez que nuestra moneda traía una variación entre los 19 pesos, es decir, todavía hasta pasado el mediodía no había, ni con mucho, una catástrofe financiera en el país.
Que luego haya otros efectos derivado de un problema de falta de confianza de los capitalistas, serían probables, sin embargo, la variable de las inversiones extranjeras siempre está sujeta a vaivenes relacionados con situaciones mundiales, nada más de ver la guerra comercial China-EU en donde, dicen los enterados, que México está saliendo beneficiado porque la inversión productiva estaría buscando radicarse en territorio nacional.
Sí es un hecho extraordinario la cancelación de una obra megamillonaria, pero es la decisión de López Obrador amparado en una voluntad ciudadana, proceso que, además, también cuestionan los empresarios por ilegal y hasta por su desarrollo opaco.
Fue obvia la incomodidad, por decir lo menos, manifestada por el sector privado toda vez que parecía imposible que una obra del tamaño del NAIM fuera cancelada por el todavía Presidente electo.
Mientras tanto, como dijo un clásico, la historia juzgará a López Obrador quien adelantó que, en plazo de tres años, la mitad de su mandato, tendrá funcionando tres aeropuertos (el actual de la Ciudad de México, Santa Lucía y el rehabilitado de Toluca).
A la mitad de su gobierno, AMLO garantiza dicha infraestructura y el plazo vale la pena recordarlo, en el sentido de que llamará a un Referéndum mediante el cual los mexicanos voten por ratificarlo como Jefe de la nación o revocarle el mandato y mandarlo a su rancho.
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La relación de encono del secretario general del Sindicato de Trabajadores de Salud, sección 34, Ricardo Ruiz hacia la licenciada Mónica Rocha escala a una situación extrema y el conflicto podría llegar a oídos y ojos a nivel nacional.
La cuestión es que Ruiz movió mar y cielo para impedir que Rocha gozara de un evento festivo de interés personal en el salón social de la FSTSE (siglas de la burocracia federal) cuyo uso había sido plenamente contratado por compañeros de la licenciada Mónica Rocha para compartirle parabienes con motivo de su cumpleaños.
Al echarse para atrás -por presiones de Ricardo Ruiz-, la encargada de la administración del salón, una burócrata del disminuido gremio de Hacienda, los trabajadores afines a Rocha hubieron de conseguir, de emergencia, otra sede donde convivieron con su amiga.
El hecho se remite a celos políticos de Ruiz toda vez que Rocha está convertida en un factor de alternancia frente a los propósitos de aquel de prolongarse en el poder.
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Otra de servidores públicos es el sonado caso del magisterio donde, resultado de la exoneración absoluta de la maestra Elba Esther Gordillo, hay profesores del SNTE que promueven su retorno a la dirigencia lo cual, aseguran, nunca perdió conforme a los estatutos y procedimientos internos del gremio.
De acuerdo con voceros locales y otros venidos de la Ciudad de México, Gordillo es la genuina presidenta del SNTE por lo que debe reasumir sus competencias y Juan Díaz de la Torre pase a ocupar la Secretaría General pero como es tanto el repudio que este se ganó al apoyar abiertamente la reforma educativa de Peña Nieto, lo más probable es que renuncie al cargo porque sencillamente no soportaría las fuertes presiones en su contra.
La cuestión es que Díaz de la Torre no disfrutaría de un “puente de plata” para su retiro del sindicato ya que enfrenta acusación ante la PGR acusado de saquear los fondos financieros del sindicato, es decir, de las bases magisteriales del país que suman más de un millón y medio de mentores.
El repudio es casi general toda vez que Díaz de la Torre apoyó totalmente la reforma educativa que se convirtió en una pesadilla para los docentes que han visto perder la gran masa de prestaciones sociales y económicas que habían conquistado con la gestión exitosa de la profesora Gordillo.
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Otro que ya no debe dormir plácidamente es el también repudiado Guadalupe Castillo, ex dirigente de la Sección 50, también señalado por sus compañeros de haber saqueado las finanzas del gremio y hasta de haber esquilmado una mutualidad en un monto de 80 millones de pesos, por lo cual ya le han girado la vinculación a proceso.
Castillo goza, o gozaba, de la calidez del puerto de Veracruz a donde fue enviado por Díaz de la Torre para ponerlo a salvo del brazo de la ley, sin éxito.
