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El cepillo de dientes es un lugar propicio para desarrollar bacterias y regularmente no tenemos la costumbre de lavarlos y mucho menos desinfectarlos. Sin embargo, al estar húmedos, en el cuarto de baño y sin enjuagarse, se convierten en una «fiesta» para los gérmenes.
Dar mantenimiento a nuestro cepillo de dientes es un excelente hábito para adoptar, no toma mucho tiempo y nos asegura estar realmente limpiando nuestra boca y no metiendo más gérmenes a la misma, señala Valeria Lozano, Fundadora de Instituto Hábitos.
Enjuagar, lavar y desinfectar periódicamente ¿Cómo? Existen varios métodos y puedes adoptar el que mejor te convenga.
Por la noche, después de tu última lavada de dientes (se recomienda, si nunca has desinfectado tu cepillo):
- Lava tus manos para evitar contaminación cruzada.
- Enjuágalo con agua caliente para que se «ablande»
- En un recipiente coloca alcohol (que tape la cabeza del cepillo) y agita durante unos segundos (máximo un minuto)
- Enjuaga el recipiente, y coloca agua tibia (que tape la cabeza del cepillo) con dos cucharadas de bicarbonato. Ahora sí, deja remojando toda la noche.
Al día siguiente, enjuaga y listo, esto lo puedes hacer una vez a la semana.
De mantenimiento ¿qué se puede hacer?
- Deja remojando en la noche tu cepillo en media taza de agua purificada y tantita agua oxigenada (una cucharadita). Y en la mañana enjuaga y listo.
Recuerden que el cepillo de dientes, se desinfecte o no, tiene un tiempo de vida limitado. Idealmente no más de 3 meses para reemplazarlo.
El punto es asegurar que está listo nuestro cepillo y que realmente limpia, en lugar de que salga contraproducente.
Redacción / El Portal de Monterrey