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Además, las proyecciones de la esperanza de vida en la población mexicana aumentará a los 80 años, y con ello, una serie de requerimientos para lo que será una cuarta parte de los habitantes del país.
De acuerdo con el estudio de la Universidad Autónoma de Nuevo León titulado Redes de apoyo social y envejecimiento en México, alrededor del 70 por ciento de las familias apoyan a las personas de la tercera edad.

Esta investigación en proceso desde el 2016 resalta dos tipos de redes de apoyo: la de los familiares directos y la de no familiares.
El apoyo familiar es brindado por todas aquellas personas directas como los hijos, hermanos, sobrinos, nietos, entre otros. Por su parte, los no familiares son aquellas instituciones, organismos y programas sociales que ofrecen ayuda a este sector de la población.

“Es aquí donde deben surgir más programas sociales enfocados al adulto mayor, un mejor sistema de salud con una buena atención, una pensión digna, centros de cuidado y espacios adaptados a sus necesidades para que sigan involucrados con la sociedad”, indica.
El proyecto Redes de apoyo social y envejecimiento en México es financiado con Fondos Sectoriales SEP-CONACYT; se contempla finalice en 2018. Además de la UANL, participan la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la Universidad Juárez del Estado de Durango (UJED).
El estudio se enfoca principalmente en la población de Nuevo León, Jalisco y la Ciudad de México.
“El envejecimiento no es un problema, sino las condiciones en que se da”.
Ante el inminente envejecimiento demográfico de México, el aumento de la demanda de servicios de salud, vivienda, pensiones y espacios urbanos está latente, por ello, en el Día Mundial de la Población, que se conmemora este 11 de julio, es el espacio para reflexionar acerca de las condiciones de vida de este sector de la sociedad.

“Muchos lo ven como una problemática o algo catastrófico, pero lo que en realidad debemos ver es cómo las personas de la tercera edad van a vivir esta etapa, porque en México las condiciones son cada vez más precarias, incluso no sólo para los mayores sino también para los jóvenes”, recalca la académica de la UANL.
Se deben crear vínculos de transmisión de conocimiento entre las generaciones jóvenes y el adulto mayor, y que se deje de visualizar a este sector como una carga para la sociedad, sugiere Garay Villegas.
En la actualidad, el 40 por ciento de los hombres de 60 años de edad o más, sigue trabajando, por lo que estas personas aún son productivas.
El Portal de Monterrey

