Por: Patricia Pedraza / Editorial / Hablando entre Lenguas


Según las estadísticas Costa Rica es el país más estable, más feliz que nadie quiere salir de allí.
Pero como en todos lados se cuecen habas, también sufre de la invasión de otras culturas, pues los argentinos y nicaragüenses son los que dominan el comercio, situación que no es mucho del agrado de los “Ticos”.
Otros que no pierden ni pie ni pisada en esta invasión, son los americanos, esos “gringous” que siempre andan en busca de lugares pacíficos para su famoso retiro. Por eso se estima un alto porcentaje de ellos ya viviendo en Costa Rica, gozando de la libertad de impuestos sobre la renta de ingreso extranjero, gracias a la generosidad de los Costarricenses.
El transitar por los comercios a las orillas de la playas ticas, pareciera que se está caminando por un crisol de razas o una avenida multirracial, pues se encuentra al americano que renta bicicletas, al argentino que renta tablas de surfear, el brasileño que vende trajes de baño, y sin faltar en las noches la estampa mexicana del mariachi en cada restaurante.
En otras palabras, la diversidad cultural se vive y se siente tanto en grandes como en pequeños países y Costa Rica no es la excepción.
Sin embargo, aun así el país verde de Costa Rica ofrece al turista convivencia y contacto directo con su pueblo sin glamour sin extravagancias, sino con calidad humana llena de simplicidad y paz, ofrece pura vida.
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