El Portal de Monterrey
Editorial |
Once Varas | Por: Obed Campos
Flaco favor le hace la ex diputada Paola González al pretendido partidazo de Morena, y a la “favorita de papá”, Claudia Sheinbaum al encabezar los operativos de pinta de bardas por parte de jóvenes “voluntarios” en el municipio de Juárez, Nuevo León.
En este país en el que es el presidente quien pone la mala muestra al pasarse la ley por allá por donde le platiqué, y aunque diga lo contrario todos los días desde temprano da cátedra de que la Constitución es lo que menos le importa, porque para él es “natural” violar las normas electorales lo cual, también en su espíritu dictatorial bananero, es “de lo más normal”… Y ante ello, unas cuantas bardas pintadas ilegalmente ni cuentan.
Como ha usted de recordar mejor que yo, Paola ganó un escaño federal en la legislatura 2018–2021, pero ciega como lo es por la soberbia, no se dio cuenta que esa diputación se la sacó como el tigre en la feria y fue gracias a la ola lopezobradoriana, nada más.
Y la prueba de que la anécdota del burro que tocó la flauta a Paola le viene como anillo al dedo, primero, es que la ambiciosa dizque morenista se quedó, como decían en el rancho, con “la pata lavada” y no logró reelegirse.
No se lo diga a nadie, pero Paola fracasó en su intentona de quedarse otro período en San Lázaro, precisamente por eso, porque en cuanto le formalizaron el nombramiento de su diputación, no regresó a su distrito ni por la feria.
Pero ah, como se extraña la dieta y la curul…
Y hablando de feria, la gente que Paola recluta no es voluntaria, ya que recibe hasta mil 200 pesos por semana por participar en esas pintas a favor de la Sheinbaum, pero el encargo principal es que las bardas sean numeradas y en todas se estampe las siglas “PG”, como para que nadie se entere de qué lado masca la iguana.
Le digo que Paola tocó la flauta… y no supo ni cómo.
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