Editorial |
Once Varas | Por: Obed Campos
Si no fuera tan peligroso para la paz y la vida política de la entidad el hecho de que nuestros diputados anunciaran que pretendan dizque legislar en lo oscurito, cambiando de sede no más por las pistolas de Mauro Guerra, los miembros de la actual legislatura rayarían en la ridiculez.
Si fuera una obra de teatro surrealista, podríamos titular este capítulo como: “Teatro Político: La Estrategia Absurda de los Diputados del PRIAN en Nuevo León”… Pero no es ficción, sino la vida real.
En el escenario político de la entidad, los diputados del PRIAN han alcanzado nuevas alturas de ridiculez al proponer cambiar la sede para debatir la designación del gobernador interino, alegando temores infundados sobre una imaginaria intervención de la Fuerza Civil.
En medio de esta absurda saga, parece que estos legisladores compiten por el título de quien puede hacer el comentario más fuera de lugar.
La más reciente ocurrencia se basa en la imaginaria amenaza de que el gobierno estatal utilice la Fuerza Civil para obstruir el proceso de nombramiento del mandatario interino.
Sin embargo, este temor carece de fundamento, ya que no existe una causal legítima que justifique tal intervención por parte del Estado.
Mencionar el nombre de Fuerza Civil parece más una táctica para generar atención mediática que una preocupación genuina.
El diputado Mauro Guerra, quien siempre ha sido bueno para llevar agua a su molino, llegó al extremo al sugerir que, “en caso de una amenaza de bomba”, deberían cambiar la sede del debate.
¿En qué planeta vive Mauro?
¿Amenaza de bomba?
¿Quién es el terrorista?
Solo que se trate de una bomba yucateca… o una bomba estomacal, esta idea alimenta la percepción de que estos legisladores podrían recurrir a tácticas dramáticas con el único propósito de robar reflectores y desviar la atención del público de los asuntos realmente cruciales.
En este juego de pantomima política, la ciudadanía es la que no debe de perder de vista a estos diputados, ya que su deseo aparente de imponerse a toda costa podría llevarlos a nombrar a un candidato indeseable como gobernador interino, poniendo en riesgo la estabilidad política y la confianza de los nuevoleoneses en las instituciones.
Gran imaginación la de Mauro, que le da para inventarse complots interplanetarios, mientras sueña con extender sus tentáculos hasta donde la vista la alcance. Y si no me cree, pregúntenle a su achichincle (por decirlo bonito), el también diputado Lalo Leal, a quien le financia el dineral de su prepreprecampaña en pos de la alcaldía del municipio de Allende.
La capacidad de estos legisladores para crear una novela digna de Yolanda Vargas Dulché, pero sin más fundamento, demuestra la necesidad urgente y seria de un análisis crítico de sus acciones, para no caer en la trampa de distracciones que podrían tener consecuencias significativas para el estado de Nuevo León.
Todo lo demás son muchas lágrimas, risas y muy poco pero muy poco amor.
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