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Madres: en medio de un doble discurso de apoyo y de exigencia

Salud |

En la sociedad contemporánea, las mujeres que se convierten en madres tienen mejores oportunidades y opciones a nivel profesional, laboral, educativo y económico que en décadas o en siglos pasados, pero las condiciones para las mujeres continúan siendo inequitativas, debido a que son objeto de un doble discurso cuando se trata de su papel como madres de hijas o hijos pequeños. 

Como lo explicó Angélica Limón García, profesora de licenciatura y posgrado en la Escuela de Psicología de la Universidad de Monterrey, por un lado, se les celebra por avanzar en sus trabajos o profesiones, o estudiar un posgrado, pero por el otro, se les exige dar prioridad a sus niñas o niños como una responsabilidad exclusiva. 

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Esta situación hace que muchas mujeres sientan una presión social por lograr el equilibrio perfecto entre su vida laboral y familiar, lo que llega a ser una tarea difícil, porque hay una desaprobación si la balanza no se inclina hacia el mayor tiempo con sus hijas o hijos y tiene que pasar más horas fuera de casa para cumplir con sus obligaciones laborales. 

“Hay una demanda social muy significativa para todas las mujeres que trabajamos en el sentido de que el rol de la maternidad tiene que ser un ejercicio muy cercano, como si la responsabilidad de la crianza solo fuera de las mujeres”, advirtió. 

La profesora de la UDEM afirmó que la exigencia para padres y madres con respecto a la crianza no es equitativa; por ejemplo, se dice que cuando el papá lleva al hijo a la escuela, “ayuda”, pero cuando la mamá lo lleva, es “su responsabilidad”. 

“Estudia, pero primero tus hijos”

De acuerdo con Limón García, en lugar de ser apoyadas y valoradas por su capacidad para equilibrar múltiples responsabilidades, las mujeres se ven obligadas a enfrentar una doble moral que las critica por el tiempo que dedican a sus trabajos o sus estudios, aunque las “anime” por sus logros.

La psicóloga relató que, recientemente, un colega le hizo notar que cuando las madres tienen largas jornadas laborales o viajan por motivos de  trabajo, no dejan de comunicarse para que las o los hijos, o el padre, cumplan determinadas tareas de la casa o escolares, pero “cuando un hombre se sube a un avión, generalmente, se olvida de todo”. 

“Le dije: si una mujer que es madre se sube a un avión, si no cubre esas responsabilidades, nadie las va a cubrir; pero si tú te subes al avión, tu mujer las cubre; y si ella viajara, tendría que dejar organizado todo para que tú pudieras hacerlo”, detalló.  

“Ese es el discurso de doble moral, en el que se le dice a la mamá: ‘¡qué bien que sigas trabajando o estudiando, y te realices!, pero por otro lado, recuerda que eres mamá y que tienes que cumplir con todas tus responsabilidades en casa’, y tiene que hacerlo bien”, subrayó. 

Para enfrentar esa doble moral, las mujeres deben hacer gala de sus habilidades de organización, si además de ser madres quieren tener éxito en el trabajo o en sus estudios.

“Es la línea discursiva de las mujeres que trabajamos: ‘tengo que buscar la manera de poder lidiar con la maternidad y seguir estudiando o trabajando; sé que no es imposible, pero es difícil, porque tengo que organizarme’; es un reto de las mujeres en la vida contemporánea, porque tenemos que hacer una agenda muy organizada para cumplir con todos los requerimientos sociales y aparte con lo que queremos hacer: estudiar, trabajar, desarrollar un proyecto, emprender un negocio”, advirtió. 

Otro reto que enfrentan las mujeres cuando se convierten en madres es la falta de sueño, ya que una o un recién nacido requiere atención constante y a menudo interrumpen el sueño de las madres. 

La crianza y el hogar: trabajos formales 

Para Limón García, la carga de trabajo de las madres en la sociedad contemporánea no solo implica la crianza de hijas o hijos, sino el trabajo del hogar y la vida laboral, pero ni la crianza ni las labores en el hogar son consideradas, generalmente, como un trabajo formal, con sus respectivos derechos.  

Esto puede tener consecuencias económicas negativas y puede dificultar la independencia financiera de las mujeres.

En 2015, se ganó en México la primera demanda de doble jornada laboral invisible, por parte de una mujer de 67 años, quien había tenido un empleo remunerado y “en segunda jornada” realizaba labores domésticas y de cuidado para su familia, compuesta por su marido y sus dos hijos. 

Cuando el marido solicitó el divorcio, el juez determinó que la mujer no tenía derecho a percibir pensión alimenticia, pues ya recibía una pensión por jubilación, pero la mujer apeló la sentencia hasta en tres ocasiones por ser violatorio a sus derechos y del principio de igualdad por el hecho de que no se tomara en cuenta el doble esfuerzo de tener un empleo y realizar trabajo doméstico. 

La sentencia a favor de la mujer buscó compensar al cónyuge que durante el matrimonio se vio imposibilitado para hacerse de una independencia económica, aunque, en este caso, también se consideró que su pensión no era suficiente para sufragar gastos de padecimientos de la demandante: una osteartrosis degenerativa e hipertensión arterial.  

El difícil retorno o el despido

Todo este conjunto de circunstancias condicionan el desarrollo de muchas madres, lo que las hace más vulnerables a perder su empleo o a tener dificultades para encontrar trabajo después de una licencia por maternidad. 

Existen algunas lagunas laborales o legislativas, que no consideran que es más difícil para las mujeres que para los hombres reanudar su actividad laboral después de tener un bebé. 

Limón García citó a Julieta Fierro, la astrónoma y divulgadora de la ciencia de la UNAM, quien dijo en una entrevista: “¡qué padre sería que las mujeres pudiéramos irnos cuando decidamos ser madres y regresar para continuar con nuestra carrera laboral sin consecuencias!, pero no es así: la mayoría de las mujeres que decidimos ser madres tenemos que hacer un alto y para retomar es muy difícil”. 

“Por eso cuando van a una entrevista laboral y les preguntan; ‘¿por qué estuviste tanto tiempo ausente?’, no consideran como algo bueno el que hayan dejado todo por la maternidad; también cuando están embarazadas: ‘no vas a poder estar comprometida, porque tu prioridad van a ser tus hijos’: está complejo el ejercicio de la maternidad y seguir laborando”, destacó. 

Para avanzar en el tema de equidad para las mujeres en situación de maternidad, en opinión de Limón García, se requiere de al menos dos condiciones: una legislación que proteja y posibilite prestaciones, como horarios más flexibles, así como disposiciones correspondientes para los papás. 

“Pero también falta la parte de la sensibilización: nos falta mucho a todos sensibilizarnos frente a esta situación o problemática social que tenemos (…) para poder reconocer que somos personas valiosas y que el ser mamás no genera una persona menos comprometida”, apuntó.  

Redacción | El Portal de Monterrey

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