Por: Patricia Pedraza / Editorial
Hablando entre Lenguas
“Durante esta temporada navideña viajaré a México y pasaré por Estados Unidos para llegar a Canadá, sin ninguna otra identificación más que mi licencia de manejar y mi cartera llena de dólares, por supuesto con una maleta repleta de regalos de cada país”. Esas, sin lugar a dudas serían las vacaciones perfectas sin estrés, si viviéramos en un mundo sin fronteras.
La realidad es otra, y es una muy triste, llena de frustración, llena de estrés por tanto trámite que se requiere para cruzar las fronteras que la emoción y entusiasmo por convivir con nuestras familias en otro país simplemente disminuyen. Esta situación causa el doble de frustración para muchos cuando se viaja por tierra.
Pero pregunto yo, ¿por qué precisamente en la época decembrina este estrés por los permisos – en este caso para internarse por carretera a México- se incrementa?
Conversando con Lolita Cabrera de Parkinson y Ramón Ruy Sánchez Toledo, Cónsules en el Consulado General de México en Houston, ambos coinciden en que la solución es fácil, dicen.
Primeramente necesitamos tener todos nuestros documentos al día, empezando con el pasaporte, documento que debemos tener toda persona mexicana que radica en tierras americanas y si ya se es ciudadano americano, pues a cargar los dos se ha dicho.
Lo que pasa es que muchos de nosotros dejamos todo para último minuto y a causa de esta negligencia, surgen todos los enemigos como la desesperación, el estrés, y el enojo con las autoridades, cuando en realidad la culpa es nuestra por no hacer las cosas a tiempo y con organización.
Sin embargo para todo hay solución como dice Lolita, Cónsul encargada de los Medios de comunicación, -aun y cuando para estas fechas a mediados de diciembre ya no están dando citas para sacar pasaportes o permisos vehiculares, siempre existe una luz de esperanza para aquellos que tuviesen alguna emergencia. Todo es cuestión de llamar, de ir al Consulado, de hablar y si se les da la cita, pues simplemente, asistir-.
Sería maravilloso que viviéramos sin fronteras, entrar y salir libremente de cada país, así como lo hacen en muchos lugares del mundo. Ese, sin duda es un sueño solamente porque yo creo que Estados Unidos difícilmente podría aceptar una frontera totalmente libre con México, aunque por otro lado se vale soñar. ¿Tomar un avión o manejar nuestro coche para visitar a nuestra familias sin cargar nada más que nuestra identificación , cruzar puentes como cruzar cualquier otra calle y estar ya en nuestra tierra, felices sin ningún tipo de estrés? ¡Eso le llamaría yo una verdadera Navidad sin fronteras!
*Colaboradora. Profesora de español e inglés como segunda lengua en Texas School of Languages.