Editorial /
Además de la tragedia humana causada por el Covid, hay catástrofes laborales con dimensión amplia en el estado de Nuevo León como la que sufren los trabajadores de la educación, ni qué decir los de la salud.
Los trabajadores de la salud y de la educación, durante décadas, han padecido una situación de violación de derechos laborales y, por extensión, de la Constitución porque es personal que, si bien cuenta con un empleo, son actividades localizables en la informalidad ya que maestr@s y enfermer@s y médic@s perciben un salario empobrecido y no reciben prestaciones sociales.
Es vergonzoso que el personal de la salud y de la educación, actividades sustantivas en el desarrollo social, sobrevivan en una difícil condición socioeconómica.
Esta semana coincidieron en la Explanada de los Héroes tres agrupaciones de maestros de distintos ámbitos de la enseñanza en una actitud de protesta y demanda de atención a sus problemas salariales, prestaciones y, lo más grave, hostigamiento laboral y represión a todos quienes pretendan sindicalizarse.
La sociedad debe apoyar a los grupos de maestros para que las esferas de gobierno que corresponda satisfagan las demandas básicas de los mentores porque en la medida en que los profesores y catedráticos logren estabilidad socioeconómica, rendirán mejor en su trabajo. Igual en el caso de enfermer@s y doctores y doctoras.
Esta semana surgió el caso de desvío de recursos presupuestales o de un destino inexplicable en las rectorías de las Universidades Tecnológicas por un monto global de más de 500 millones de pesos, así dictaminado por la Auditoría Superior del Estado del Congreso Local, denunció la dirigente Karla Galicia que encabeza un movimiento de protesta permanente en el Palacio de Gobierno.
Ella demanda que los rectores de las Universidades Tecnológicas sean llamados a cuentas y solventen los dineros, cuyo destino es incierto. Eso, además de señalar que los rectores disfrutan de salarios cercanos a los cien mil pesos mensuales contra unos cuantos miles que perciben los maestros.
IMPOSIBLE Y MUY DIFÍCIL
Que el gobierno de la República clausure las operaciones de la refinería de PEMEX en Cadereyta, según por contaminante.
Apenas que el secretario de Salud le imponga los sellos.
Ya en serio, los que exigen el cierre de la refinería argumentan que contamina y que, además, la explotación del petróleo ya es inútil porque está siendo relevado por las energías limpias.
Lo que no nos dicen los presuntos ecologistas es si, por ejemplo, Estados Unidos, que es uno de los principales aportadores de contaminantes al ambiente mundial, ya comenzó a cerrar sus decenas de refinerías.
¡Claro que no¡ Estados Unidos pasó de ser el mayor acumulador de reservas de crudo al de un fuerte exportador de petrolíferos.
A mayor abundamiento, cómo se está exigiendo un mayor crecimiento económico y, a la vez, se demanda el freno del uso del petróleo. Un contrasentido total.
Ya llegará el tiempo y circunstancias en que ¡el mundo¡ abandone, poco a poco, el uso del petróleo.
Por: Pedro García / El Portal de Monterrey