Editorial /
Lo cierto es que, considerando a los economistas ortodoxos, el crecimiento de la economía mexicana será menos que mediocre, o sea, malo, muy malo. Como un atenuante, queda el consuelo de que en cada primer año de un naciente sexenio las cosas nunca han ido bien.
Luego, el presidente López Obrador ya rompió los moldes y establece que el crecimiento (por concentrador) no es lo más importante sino el desarrollo social, es decir, el acceso a satisfactores por medio del ingreso, o sea, lo que reditúan las transferencias de su gobierno a las familias.
El Presidente ha dicho en algunas de sus conferencias de prensa que los programas sociales benefician a nueve de cada diez familias mexicanas. Y es cierto, hay núcleos que no recibían determinados ingresos procedentes del gobierno y asignan a sus beneficiarios un respiro económico.
Y así está el debate.
Pero de cuando en cuando el tema nos vuelve a la realidad de la necesidad del crecimiento a través de las inversiones, centralmente en obra pública como así lo ha señalado el empresario Carlos Slim.
Es probable que la economía nacional se reanime el año próximo precisamente con el desarrollo de varios grandes proyectos del gobierno y los que ya se anuncian en el Plan Nacional de Infraestructura.
El señor Slim ha dicho lo que las personas más o menos enteradas saben, que las obras generan trabajo, salarios y la consiguiente demanda de bienes y servicios. El consumo.
Entonces, el año 2019 es un lapso perdido en términos de la ortodoxia económica, porque no habrá crecimiento, según como conocemos esa variable.
El desarrollo, según la idea del Presidente, es sencillamente una tesis apenas en ciernes, misma que esperamos se afiance en beneficio de las mayorías empobrecidas.
Mientras tanto, y esto si es un aspecto a favor de AMLO es que la inversión extranjera es de:
“México recibió 26 mil 55.6 millones de dólares de inversión extranjera directa (IED) entre enero y septiembre de 2019, monto 7.8 por ciento superior respecto a igual periodo del año pasado, informó la Secretaría de Economía (SE).”
Y decimos que es un punto positivo para el Presidente contra sus detractores que dicen y repiten que los capitalistas no tienen confianza en el gobierno de la Cuarta Transformación.
Por: Pedro García / El Portal de Monterrey