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Un periodo de trabajo creativo que exigió no solo disciplina, sino una labor de introspección por parte de su autora, Mara Sepúlveda, produjo como resultado el libro La teoría de mis voces.
La publicación de la editorial Resistencia se presentó la noche del lunes, en la Sala Polivalente del Centro Roberto Garza Sada de Arte, Arquitectura y Diseño de la Universidad de Monterrey.
El primer trabajo literario de la galerista en Arte Actual Mexicano fue presentado por la pintora Paola Celada, la crítica de arte Avelina Lésper y la propia autora, ante estudiantes de esta casa de estudios.
También estuvieron presentes el rector Mario Páez González; Carlos García González, vicerrector de Arte, Arquitectura y Diseño; Alejandra Fernández Garza, madre de Mara Sepúlveda y presidenta del Consejo del Centro Roberto Garza Sada; el galerista Guillermo Sepúlveda, padre de la autora; Nery Gracia Ledezma, directora de Comunicación y Mercadotecnia; así como amistades y familiares.
Durante la charla, las presentadoras relataron la forma en que entraron en contacto entre ellas y comenzaron un proceso creativo muy metódico, con un horario de trabajo fijo, escribiendo y reescribiendo, además de incorporando la parte visual a la literaria.
En La teoría de mis voces, Mara Sepúlveda plasma experiencias entrañables de su vida, preguntas filosóficas sobre la muerte y sobre lo cotidiano, con una narrativa poética.
Durante sus intervenciones, Mara Sepúlveda advirtió que cuando un artista crea, no es un proceso cautivador, sino doloroso: “es entregarte hasta el límite, y después de que terminas ese, es volver a reconstruirte: ‘¿y ahora de qué?’, porque te vacías”.
“Me gusta crear, inventar, saber que puede haber otro personaje que no existe y le puedes decir todo lo que quieras, no hay un diálogo real, pero a la vez sí, como un hijo, una persona que salió de ti y que no eres tú”, explicó.
Sin embargo, a la hora de pulir lo creado, “como a un hijo, ya no nos gusta tanto, todo ese proceso de: ‘táchale, ponle, esto es correcto, esto no’, me costó muchísimo trabajo, porque ya no había creatividad, sino un proceso casi matemático”.
La autora narró a los asistentes cuando se enteró de que el psicólogo Carl Jung escribió un libro, al que se conoce como Libro rojo, y lo sepultó porque no quiso exponer su intimidad, por lo que, de la misma forma, Sepúlveda pensó que sus escritos no deberían publicarse nunca, hasta que su mentora en este proceso la impulsó a difundirlo.
Avelina Lésper afirmó que un artista se inspira en su vida, en la relación con el mundo, pero que un artista no solo reconoce el mundo tangible, reconoce también al intangible, y en ese momento se crean las ficciones a partir de lo que el artista ha vivido como una experiencia.
“Es un doble juego casi mágico: inventar lo que no existe a partir de lo que existe, ese proceso sucede incluso en materias tan disímbolas como la ciencia ficción, que parte de teorías científicas”, expuso.
El proceso de La teoría de mis voces, de acuerdo a Lésper, fue confrontar las dos realidades, dos pensamientos que arrojaron una ficción: “el pensamiento de Mara, que es toda su experiencia de vida, distintas emociones, distintos estados de su propia existencia, y eso traducido a algo visual con los dibujos de Paola Celada; entonces, tenemos una metáfora literaria que mira a una metáfora visual”.
Paola Celada, por su parte, calificó el resultado de este trabajo como “satisfactorio”, especialmente en relación a la “conexión” que tuvieron entre ellas: “fue intensa, sin parar el trabajo, nos conectábamos sin hablar por teléfono, ya era algo muy raro”.
En el proceso, ambas descubrían que sus pensamientos coincidían, como “algo fuera de lo normal”, pero “fue muy interesante cómo la mente te lleva a lugares que no pensabas”.
Redacción / El Portal de Monterrey