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Como un trabajo literario en el que aborda los procesos emocionales, el enfrentamiento con el vacío, lo efímero del cuerpo, la muerte y el abandono es como define su autora al libro Los buenos términos, que se presenta mañana 9 de febrero, a las 17:00 horas por el Facebook de CONARTE.
El título, que surge en coedición entre CONARTE y la editorial Tresnubes será presentado por la autora, junto con Alejandro Rodríguez Rodríguez, director de Desarrollo y Patrimonio Cultural del organismo, así como Virginie Kastel, editora.
“Los buenos términos es un trabajo sobre procesos emocionales, enfrentarse al vacío, reconocerse en lo efímero del cuerpo y hacer un pacto con el miedo a la muerte y al abandono. Seguir creciendo después de haber actuado contra una misma. Llevar estos errores como una bandera, clavarla en tierra para tirarla y entender la agencia del yo y, el ‘ya es lo único que nos queda’. Buscar y ejercer la autonomía. Actuar”, expone la autora, nacida en Ciudad de México y residente en Nuevo León desde hace 14 años.
Fernanda Sandoval produce material audiovisual desde 2015, de manera comercial, así como experimental. Actualmente, se encuentra produciendo un largometraje independiente. Al respecto de la presentación, la autora señala que espera “que quién lo lea, pueda sentir”.
¿Cómo surge el título de este libro?
“Un amigo me dijo que mi última expareja me mandaba decir que él quería quedásemos en buenos términos, lo cual me pareció, uno, aberrante y dos, un divertidísimo juego de palabras”, expresa.
Antes de escribir el texto, aclara, sentía que “era una porrista sirviendo a todas menos a mí.
“Pero nos ganó mi propia agencia y agradezco hayan publicado este texto que ha sido muy personal”, apunta.
Escribiendo en la pandemia
“Decidí aislarme en septiembre de 2019, meses antes de la pandemia para terminar en enero de 2020 con lo que ahora es Los buenos términos. Para este punto, el confinamiento ya es un estilo de vida, de no ser por mis salidas ocasionales sí consideraría era/soy una hikikomori (ermitaña, en japonés).
“Esto a su vez está reflejado en el texto con las imágenes de encierro. En mis procesos como persona que escribe, la oscilación entre una constante neurosis (social) de la pandemia, el recordatorio constante de la muerte y el ennui (aburrimiento) del home office han sido factores para experimentar la escritura de otras maneras, cargadas más hacia la prosa de mis vivencias, en forma de diarios sobre mis emociones que a veces olvido solo para retomarlos con fervor, casi con latigazos en la espalda por haberlos dejado en primer lugar, un estira y afloja que no termina, Saturno para después la Luna, el quebrantamiento y la clemencia”, menciona la escritora.
A su vez, agrega, a través de la escritura puedo encontrar los diferentes puntos medios en dichos estados de presencia.
“Si bien sí es una forma de desahogo o de desbordarme, se ha vuelto también una manera de conectar ideas y llegar a diferentes conclusiones (de nuevo, en un proceso emocional/terapéutico), abunda sobre los efectos de la pandemia sobre su trabajo.
Redacción / El Portal de Monterrey