viernes , mayo 3 2024

Que buen baño de agua helada marca realidad

Editorial |

Once Varas | Por: Obed Campos

No, no es correcto burlarse de la desgracia de los otros ni hacer mofa del accidente que sufrió el vecino, en eso sí estamos de acuerdo, pero, oiga, como que ya era hora que el destino alcanzara a esos inmortales e “inmortalas” personajes y “personajas” de nuestra vida política.

Para que le digo que no si, en el fondo de mi corazón si me dio gusto que les balconearan sus números de teléfono a los poderosos y divinos de nuestro país. ¿Qué esto debería de traer consecuencias?

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Ah, sí, comenzando por consecuencias para el inquilino de Palacio Nacional, quien, como ya se esperaba, dejó muy claro que la ley le importa un cacahuate, siendo que él fue el primero que alzó la mano y lanzó la piedra.

Y es que, no de ahora, hay una abismal diferencia entre la cotidianeidad de un ungido miembro de la clase política y alguien como usted o como yo, que salimos todos los días a la calle a partírnosla y a buscar la chuleta.

Para empezar los afectados de esta balconeada muchas veces no se saben ni su propio número de celular, menos van a andar sabiendo lo que es amar a Dios en tierra ajena y que te agarren de Santo Cristo con una cadena de llamadas amenazantes y a veces hasta obscenas…

Para qué nos hacemos si la mayor parte de estos agraciados no contestan ellos mismos sus teléfonos ni atienden sus mails, porque para eso tienen asistentes.

Pero tirarse al suelo para que lo levanten a uno es bien padre… Y ahora a echar a “trabajar” a la maquinaria de las Fiscalías, para dar con el o los responsables.

Y yo me quedé pensando: así como a Xóchitl, Claudia, Mario “El Ojitos” y hasta Fernández Noroña y otros y otras, les cayó el chahuistle, (o eso dicen ellos para subirse al tren del mame) de una vez que se salgan a caminar por sus ciudades, solos, sin cartera y con un par de monedas en la bolsa, para que se topen con esa otra realidad de la inmovilidad que sufrimos millones de mexicanos.

Y después, que se atrevan a salir, pero de noche, a las barriadas y los antros, también sin escolta, para que conozcan el México profundo de a deveras.

Que se atrevan a tomar clases de baile de “cartoncito” y a tomar del pico una cerveza caliente en cualquiera de nuestras ciudades o pueblos.

Si, ya sé que estoy soñando, pero peor está Jorgito Álvarez Máynez quien no le quita de encima la vista a su cel, porque a él nadie le ha molestado ni con unos cuantas letras de un mensaje corto.

@obedc[email protected]

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