Editorial |
Once Varas | Por: Obed Campos
Antes que San Pedro Garza García, San Nicolás de los Garza fue, por muy buen tiempo, “la Joya de la Corona” de los gobiernos panistas en Nuevo León y en todo México. Pero como dicen los chavos “era”.
Tanto va el cántaro al agua, hasta que se rompe, dice el refrán, y el municipio de San Nicolás ya no aguanta tanto que le han sacado los albiazules.
Por ejemplo, buen y pingüe negocio tienen en la prosperidad que queda de esa localidad, antes conocida como la “Capital Industrial de México” (de la que ya nadie se acuerda) la diputada, panista ella, Amparo Lilia Olivares y la síndico Primera de ese ayuntamiento, Linda Felicidad Villarreal Cantú, como jueces y parte porque.
Las dos son “proveedoras” de prendas de “uniformes” que incluyen calzones y otras prendas íntimas, con la anuencia de un tal Daniel Carrillo Martínez, quien cobra el sueldo de alcalde, pero hasta ahí, porque el poder, el poder, el poder, lo ostenta un nazi de petatitiux.
Ya lo he dicho en anteriores entregas, que el municipio de San Nicolás, por lo pronto, tiene dueño panista y se llama Zeferino Salgado, un sujeto traumado al que el mote de “Pelo Fino” le molesta en lo más íntimo porque se avergüenza de su alopecia, que no de sus turbios negocios.
Y tal vez por eso, alias “El Chefo”, como le gusta que le digan sus jóvenes amigos, tiene a un imberbe como alcalde, para que le caliente el banco.
Pero como ya lo he dicho en otras ocasiones, las albiazules Villarreal Cantú y Olivares Castañeda, a la sombra de “Pelos Finos” comercializan artículos con las siglas “SN” (San Nicolás, para los que no entiendan) y se los venden a precio de oro a la administración que “encabeza” Carrillo Martínez, quien les firma los cheques con toda la soltura del mundo.
En San Nicolás todo el mundo sabe que estas dos mujeres viven de las gorras, camisetas, sudaderas, calcetines, tenis y calzones supuestamente deportivos movidos en las redes por diputada Olivares y comercializadas en páginas de Internet, ah, y que son consumidos por la municipalidad, pagadas con dineros que deberían ser destinados al pago de nóminas, pavimento o alumbrado… y otros menesteres.
Lo peor, es que las dos damas se burlan de la denuncia pública, ya que, en contubernio con Lucio Eduardo Gallegos López, dizque jefe de prensa del municipio, alegan que “tienen arreglados” a los medios y que nadie las toca ni con el pétalo de una denuncia.
Y Gallegos López hasta les entrega un reporte mensual de “la nómina” de periodistas a los que según él tiene controlados en este y otros temas.
Ya en otro tiempo escribí que estos negocios “están más oscuros que los fondos del arroyo del Topo Chico en su parte canalizada en San Nico. Claro que los diputados se voltean para otro lado y nunca dan cuenta de qué le hacen a ese billetón, porque a ellos la virgen les habla”.
Pero aquí saltan dos preguntas serias:
1.- ¿Cuándo asumirá su cargo en serio como alcalde Daniel Carrillo Martínez?
2.- ¿Cuándo dejará de sorber de la ubre municipal Zeferino “Pelo Fino” Salgado y todo su clan?
La respuesta a las dos preguntas parece ser la misma: nunca.
Las expresiones e imágenes vertidas en esta columna de opinión, son responsabilidad únicamente de su autor y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Portal de Monterrey