Hablando entre Lenguas
Por: Patricia Pedraza / Editorial
El bilingüismo en los Estados Unidos tiene su lado peligroso ya que si no se maneja con inteligencia y sabiduría de acuerdo a los tiempos actuales, puede hasta destruir familias.
Este sin duda es un tema que todos los que vivimos en la Unión Americana percibimos y sabemos de sus riesgos invisibles pero que nadie se atreve a hablar.
De acuerdo a Francisco Mora, Catedrático de Fisiología Humana de la Universidad Complutense de Madrid y catedrático adscrito de Fisiología Molecular y Biofísica de la Universidad de Iowa, el lenguaje se encuentra en la raíz más profunda de la naturaleza humana, no en vano son códigos que se han venido construyendo en el cerebro a lo largo de los 2 últimos millones de años de proceso evolutivo.
Se presume que el idioma que se escuche desde que se nace es el que va a predominar toda la vida. Sin embargo el fenómeno de un segundo idioma en los hogares de los Estados Unidos es muy fortuito. Pudiera yo definirlo como un enemigo silencioso que crece y se apodera de los que padecen de falta de identidad hasta de los más seguros de sí mismos. Hablando al punto, el inglés es un imán, una magneto que atrae tanto a niños como adultos, es como una moda necesaria que nadie se quiere perder, ni estar fuera. En los tiempos actuales pudiera compararse como el movimiento de los teléfonos celulares, ya que toda persona quiere tener uno.
En Estados Unidos el aprender inglés tiene sus enormes beneficios como es bien sabido, pero tiene sus líneas invisibles que al cruzarse desembocan en una serie de problemas muy difíciles de reparar, ya que en ese afán y necesidad de hablarlo bien se pierde la esencia del idioma nativo que es en nuestro caso el español, en otros casos es el chino, el francés, el alemán, etc.
A lo largo de más de veinte años de vivir en los Estados Unidos he escuchado y presenciado casos insólitos de este fenómeno tan paradójico de los dos idiomas en el seno familiar.
Existen padres de familia que no pueden comunicarse con sus hijos por las barreras del idioma. Los hijos hablan inglés y los padres solo español. Pero ¿por qué pasa esto? Sin duda las razones varían en cada familia. Los hijos de padres inmigrantes están inmersos del inglés en la escuela, los amigos, la televisión, la radio y hasta las actividades extracurriculares. Su tiempo para el español es el que comparten con sus padres en casa.
Este tiempo desafortunadamente es muy pequeño ya que la mayoría de las familias, en este caso hispanas, tienen que trabajar hasta 14 horas diarias o más, por ende la práctica del español es casi nula.
Otro ejemplo es el de los recién llegados a Estados Unidos que se apasionan ciegamente del dicho de “a donde fueres haced lo que vieres” esforzándose tanto en la inmersión del inglés, que se enfrentan a los riesgos invisibles y peligrosos de olvidar sus raíces. Hay incluso personas que llegan a avergonzarse de sus orígenes, de la sangre que corre por sus venas y como todo hijo es un reflejo de sus padres, de lo que ven y respiran en su núcleo familiar, ellos también rechazan sus orígenes adoptando una falsa identidad.
Muchos recordarán la famosa canción del grupo de música norteña Los Tigres del Norte, llamada la “Jaula de Oro” cuyo siguiente extracto plasma una realidad que hoy en día no solo se aplica a hogares mexicanos sino a todo hogar donde se habla otro idioma aparte del inglés; ” Y ESCUCHAME HIJO, TE GUSTARIA QUE REGRESARAMOS A VIVIR A MEXICO? “What are you talking about Dad? I don’t wanna go back to MEXICO, no way dad, Mis hijos no hablan conmigo, Otro idioma han aprendido, Y olvidado el español, Piensan como americanos, niegan que son MEXICANOS, Aunque tengan mi color”…
Hay familias que tienen hijos de tres o cuatro años de edad quienes a menos de un año de vivir en tierras americanas se olvidaron por completo de su español- claro ellos son unas esponjas para los idiomas- y como aprendieron más rápido que los padres, se edificó no solo una barrera de comunicación sino también una barrera cultural y emocional de la cual se derivan otros problemas como la falta de comprensión y desunión de familias. No hay conexión en la sensibilidad por emociones de índole cultural.
Por otro lado tenemos a los adultos que también pierden su identidad al llegar a tierras Americanas, pues en menos de seis meses de vivir en la tierra comandada hasta ahora por Barack Obama, empiezan con el famoso “pocheo” , es decir a mezclar los idiomas porque según ellos ya se les olvidó el español.
Otro caso es con los “profesionales” que hasta se hacen llamar los “gurús” o sea los expertos de los medios hispanos, pero que en realidad su español deja mucho que desear. Y no se les juzga por no hablarlo bien, sino por la falta de identidad en su actitud y autenticidad por la vida así como su conocimiento cultural. Porque no es solo hablar el idioma sino conocer y sentir la cultura en su esencia.
Los casos pululan y varían enormemente. Existen las familias que parecieran ser las perfectas ya que criaron a sus hijos con ambos idiomas a un mismo nivel lingüísticamente hablando y aun en los años de adolescencia de los hijos el idioma que prevalece es el español. El inglés solo se utiliza para eventos de estricta necesidad.
Este escenario tiene sus enemigos invisibles y súper peligrosos ya que estos jóvenes han sido expuestos a un ambiente cultural totalmente diferente al que crecieron sus padres y por lo tanto sus pensamientos y acciones llegan a chocar con los patrones mentales y culturales de los padres. Estos son los jóvenes que pocas veces visitan una taquería, que disfrutan más del fútbol americano que del futbol de balompié, que de música latina conocen solo a Shakira porque hizo el famoso crossover y el mariachi porque lo escuchan y lo ven solo en festivales mexicanos. En fin, este escenario que iba perfecto se torna en un fuerte despertar para los padres quienes se ven forzados a hacer un cambio en su vida con el único y válido objetivo de comunicarse en un mismo idioma con sus hijos.
Estas son las familias cuyo inglés hasta ahora había sido usado a nivel profesional o de negocios, pero que se dieron cuenta que para que sus hijos adolescentes puedan recibir en toda su esencia un mensaje, un consejo, una emoción, tienen que trasmitirlo en la lengua fuerte de ellos que es el inglés. Y al mismo tiempo reforzar sus lazos culturales con sus orígenes.
Francisco Mora, Catedrático de Fisiología Humana, nos dice que el idioma unifica emocionalmente a las gentes pero también al tiempo las desune, las separa. Es como un bisturí, un cuchillo que corta emocionalmente y aún cognitivamente lo que es ajeno y diferente.
La pregunta que surge entonces es ¿Cuál es la solución para evitar caer en las garras de estos enemigos invisibles y súper peligrosos? ¿Quién está bien o quién está mal?
Este fenómeno tan paradójico se vive y se palpa en los hogares de Estados Unidos donde se habla otro idioma aparte del inglés. Es nuestra responsabilidad ser embajadores del uso correcto de ambos idiomas, en este caso el español y el inglés con el ingrediente más poderoso que siempre abrirá puertas que es la originalidad, y la adaptación al cambio
Colaboradora.
Profesora de español e inglés como segunda lengua en Texas School of Languages.