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Estudios recientes indican que los países que aplican de manera regular la vacuna universal contra la tuberculosis (BCG, Bacillus de Calmette y Guérin) tienen 30 veces menos incidencia y mortalidad diaria por millón de personas que los que no la aplican.
Esto explicó en entrevista el doctor Reyes Tamez Guerra, Ex Rector de la UANL e investigador del Departamento de Microbiología e Inmunología de la Facultad de Ciencias Biológicas (FCB) de la UANL.
La OMS refiere que estos hallazgos no proporcionan evidencia de que la vacuna BCG protege contra el COVID-19.
Ensayos clínicos recientes en Australia y Holanda investigan el efecto de esta vacuna -que en 2021 cumplirá 100 años- en trabajadores de la salud, con el objetivo de estimular al sistema inmune contra el COVID-19.
Asimismo, estudios recientes indican que la vacuna BCG tiene la capacidad de inducir protección cruzada no específica contra patógenos que podrían no estar relacionados con la tuberculosis.
Países sin BCG se contagian 30 veces más
El investigador y ex secretario de Educación en México destacó que ha habido una discusión internacional sobre la contabilización de muertes asociadas por COVID-19, en la que México ha sido cuestionado.
Tamez, quien es miembro de la Academia Mexicana de Ciencias, comentó que aún y con esas variables sí es muy claro que las tasas de mortalidad en México se comportan de manera distinta a comparación de la tasa de duplicación en Europa y Estados Unidos.
“Creo que un factor de importancia para ese comportamiento es que aquí se vacuna de manera obligatoria para la tuberculosis”. Mencionó Reyes Tamez Guerra, Investigador del Departamento de Microbiología e Inmunología de la Facultad de Ciencias Biológicas de la UANL.
Refirió a un estudio comparativo entre 132 países que aplican universalmente la vacuna contra la tuberculosis, contra 21 países que no lo hacen; en estos últimos están Italia, Holanda y Estados Unidos.
“La tasa de contagiosidad de los países que vacunan es de 0.8 por millón de personas y la tasa de mortalidad es de 0.08 por día”, expresó.
“Y la tasa de contagiosidad y mortalidad en los países que no vacunan es de 34.8 por millón diario. En otras palabras, es al menos 30 veces mayor en los países que no vacunan”, comparó.
Más pruebas; mejores políticas
Reyes Tamez expresó que no le parece lo más idóneo que el Gobierno Federal aplique solo el sistema de monitoreo del Modelo Centinela para darle seguimiento a la epidemia en México.
El doctor argumenta que el margen de error del mismo es muy grande y no permite contar con elementos de juicio objetivos para tomar las mejores decisiones en materia de salud pública.
“El modelo Centinela se utiliza con muy buen resultado para el monitoreo de enfermedades trasmitidas por mosquitos, donde lo que importa es saber si hay brotes epidémicos en diferentes estados de la república”, explicó.
Dichos anticuerpos están asociados con el desarrollo de memoria inmunológica. En ese orden, son los primeros que desarrolla el sistema inmune contra una enfermedad nueva.
“Si una persona tiene el anticuerpo IgG se considera que está en memoria inmunológica. Y si se vuelve a infectar su respuesta es mucho más inmediata y en un día tendrá una cantidad mayor de anticuerpos y sus posibilidades de que se enferme son sumamente bajas.
“Y con un cierto margen de seguridad puede regresar a la vida normal sin tener un riesgo de enfermarse, aún y cuando se volviese a contagiar”, detalló.
En ese estudio, encontraron que en lugar de los poco menos de dos mil infectados registrados por la prueba PCR -que es la única que se ha autorizado en México con fines diagnósticos- había mínimo 41 mil personas contagiadas y las cifras podían llegar a ser hasta 80 mil.
“En nuestro país hemos insistido que es muy importante realizar ese tipo de pruebas para tener elementos de juicio más objetivos de lo que pasa y tomar decisiones de cómo y cuándo reactivar la economía, que es otro de los grandes problemas”, expuso.
Información: www.puntou.uanl.mx / Por: Luis Salazar / Fotografía: Jonathan Monsiváis